Un piso en planta baja se saca mucho partido y es PURO VERANO: su terraza chill out, su sorprendente pared de fibras naturales y su decoración slow ¡enamoran!

Empezaron por el patio, del que se enamoraron a primera vista. "Diseñamos una zona de comedor y un salón exterior que transmiten mucha paz, en tonos piedra, verdes y terracota", nos explica la interiorista Carla Catalán. Con un par de butacas, un banco de obra a medida, olivos y alfombras de fibras de exterior, queda muy fresco, muy mediterráneo y los cojines añaden el toque de color. 

Y el interior no podía ser menos. "Queríamos que el ambiente respirara un aire marinero, al estar cerca del mar. El blanco, las maderas y las fibras naturales no podían faltar, continúa Carla". Esta sensación se respira por toda la casa con pequeños detalles azules perfectamente combinados que siguen la armonía de toda la casa.

Sin embargo, no fue todo amor a primera vista. Había un elemento que no convencía a la pareja, y era la gran viga en forma de V que cruza el salón, con dos grandes pilares. Lo que ellos vieron como un hándicap, el estudio lo vio como un gran aliado en una casa tan diáfana: les sirvió para diferenciar espacios y dar identidad. "Constructivamente, la viga tenía que estar, así que la disimulamos con más vigas de madera en un tono natural", apunta Carla. 

"El pilar de la entrada nos ayudó a delimitar el recibidor, abierto al salón, y el otro en la zona de lectura nos sirvió para crear un espacio diferenciado del comedor". La gran pared cubierta de esparto también les ayudó a lograrlo: enmarca la mesa con mucho carácter y la separa visualmente de la biblioteca, diseñada a medida. 

"Distribuimos la cocina de manera que estuviese mirando a la terraza. Las puertas de cristal dejan entrar la luz y por eso también nos animamos con el azul", explica Carla. Y nos da más detalles: "Entre la barra y la cristalera diseñamos una zona de office con una mesa de madera y unos bancos que son la clave para sumar calidez y aprovechar el espacio. Las lámparas suspendidas, blancas y sencillas no entorpecen nada las vistas. 

El dormitorio infantil también invitaba a ser un poco más atrevidos. Y, siguiendo ese look marinero "elegimos el mismo azul klein para la estructura de las camas, el arrimadero y un par de apliques de lectura", añade la interiorista. Para suavizarlo, además de blanco, hay contrastes azules más claritos, como el de las cortinas, los cojines o las palas de remo y los cuadros sobre el escritorio. 

Con la intención opuesta, el dormitorio principal es todo relax, ¿verdad? Los textiles azules son más claros y el blanco es el que lleva la voz cantante. Aquí, el secreto está en los muebles a medida: "La habitación tenía una forma extraña que daba poco juego. Conseguimos hacerla más rectangular con este vestidor, de madera y pintado de blanco", explica Carla. 

"Y la hilera de armarios nos dio pie a diseñar, justo al lado, un espacio más relajado con un banco y unas baldas de obra. Es un buen punto de apoyo que también sirve para encuadrar la zona de descanso", se despide Carla. 

Nos vamos, pero no sin antes echar un vistazo al cuarto de baño: "un fantástico balance entre la calidez de la madera, la solidez del microcemento y la modernidad de la grifería negra. Sí, en este casa siempre huele a verano".