"Cuando Silvia y Josep contactaron con nosotras no me extrañó. Les conozco desde hace años y sabía que querían volver a Barcelona, después de vivir un tiempo fuera. Lo que no esperaba es que fuese un reencuentro por partida doble", cuenta la interiorista Mar Ramis. El piso al que sus amigos se iban a mudar con sus dos hijos, ¡lo conocía a la perfección! La propia Mar lo había reformado hace años junto a su socia, la también interiorista Emma Aubert. Y aunque la casa se mantenía impecable, con sus amplias estancias y ventanales, los nuevos propietarios necesitaban ayuda para amueblarla y hacer algunos cambios. La primera intervención fue pintar el piso entero.
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