Las alfombras de fibras vegetales (sisal, yute, cáñamo...) visten el suelo con calidez y a la vez transpiran, ayudan a regular la humedad ambiental y, como subraya Jim Esteva, de Smon Barcelona, son ideales para todo el año, pero sobre todo para el verano, por su frescura y su aspecto natural. Para mejorar sus propiedades, a veces se combinan las fibras vegetales con otros materiales, naturales (como la lana o el algodón) o sintéticos, como el PVC.
Alfombras de fibras: muy fáciles de combinar
Aunque encajan muy bien en ambientes rústicos, su éxito se debe a que combinan fácilmente con cualquier otro tipo de decoración, desde la más clásica a la más actual. Depende de cómo estén trenzadas (bouclé, espiga, panamá...), tienen un aspecto más sencillo o más sofisticado. Además, las puedes encontrar en el color natural de la fibra o teñidas con colorantes especiales.
Si los tonos naturales favorecen un ambiente armónico y sereno, los tintes le dan un toque más dinámico y alegre. “Las opciones más habituales son los colores piedra, blancos y naturales, pero estamos introduciendo colores como amarillo, gris, gris púrpura y azul claro, para los más atrevidos”, apunta Francisco Cumellas. Para crear diseños originales también se pueden combinar fibras del mismo material, unas en color natural y otras teñidas.
Diseños personalizados
Incluso hay firmas que dan un paso más y ofrecen la posibilidad de personalizar las alfombras, bien eligiendo la combinación de tintes a utilizar sobre las fibras vegetales, bien escogiendo los colores de los materiales con los que se combinan estas o el ribete con el que se protegen los bordes. El ribete evita el deshilachamiento y, al mismo tiempo, ofrece grandes posibilidades decorativas porque puede fabricarse con diferentes materiales (algodón, piel...) y en distintos estampados y colores. Una idea muy decorativa es jugar con el color del ribete y las cortinas o las tapicerías: puedes coordinarlos o buscar el contraste.
Son resistentes, pero hay que cuidarlas
“Las alfombras de fibras vegetales son bastante resistentes al uso. Pero también es cierto que, por sus componentes de tintura y el carácter natural del hilo, requieren unos cuidados de limpieza más particulares”, explica Pablo Martínez, de Alfombras KP.
Eso significa aspirarlas a menudo y evitar que se derramen líquidos sobre ellas. Las fibras vegetales son muy absorbentes. Si se manchan, debes actuar inmediatamente, limpiándolas con un trapo de algodón blanco que absorba la mancha antes de que lo haga el material. En cualquier caso, la resistencia y durabilidad varía en función de la fibra (el coco es el más resistente al uso y las algas marinas a la humedad), de si la trama es más o menos compacta (cuanto más tupida, más resistente) o de si se ha tejido a mano o a máquina (más resistente).
¿Qué hacer para cuidar una alfombra de fibras?
Aplícales un tratamiento que les dé resistencia al agua y a las manchas. Es una especie de barniz que las alfombras de fibra suelen traer “de fábrica”: crea en una película protectora en su superficie e impide que los líquidos penetren en la fibra y la manchen o la estropeen.
Este tipo de alfombras se confeccionan trenzando las fibras, por lo que las partículas de polvo pueden traspasarlas. Para asegurar una limpieza eficaz, aspira la alfombra por ambos lados. Inclúyelo en tu limpieza semanal.
Si la alfombra es reversible, hay que aplicarlo por ambas caras y dependiendo de las condiciones de uso, se aconseja repetirlo cada 1-3 años (una alfombra de comedor está más expuesta a las manchas, por ejemplo). Para aplicar este tratamiento deberás acudir a la tienda donde la compraste y ten en cuenta que puede variar ligeramente el tono de la fibra. También existen tratamientos antifúngicos para protegerlas del moho producido por la humedad. Un buen sistema para evitar deslizamientos es añadir a la alfombra una base de caucho o látex para que se adhiera bien al suelo. Y para que no se deteriore demasiado rápido, coloca protectores bajo las patas de sillas y sofás.
Fibras naturales: materiales con historia
Desde la antigüedad se han usado materiales como el esparto, la palma o el mimbre para decorar paredes y suelos. Las esteras artesanas típicas de Andalucía, las Baleares, Cataluña o las Canarias, utilizadas como alfombras y persianas, son las antecesoras de las alfombras de fibra actuales.
Papel, un material antipolvo
- "Empapela" el suelo. Las alfombras de papel se realizan con fibra de papel prensada combinada con otros materiales como algodón o lana. El papel aporta resistencia y los otros materiales, suavidad.
- Un tacto cálido. Por su tacto agradable, las alfombras de papel pueden usarse en cualquier habitación. Como la fibra de papel es muy compacta, acumula menos polvo que otras fibras y es ideal para alérgicos. Para limpiarla, basta con aspirarla y llevarla a la tintorería cada temporada. Cuesta unos 240 €/m2.
La alternativa sintética
Existen alfombras de fibras de PVC trenzadas, cuyo aspecto es muy parecido al de las naturales, pero que son completamente lavables y más resistentes al uso. ¿Sus inconvenientes? El precio es más elevado (desde 50-70 €/m2) y son menos cálidas que las naturales: el tacto al pisarlas no es tan agradable.
Tres fibras con tradición
- Yute. Muy suave, ideal para el dormitorio. Se mancha con facilidad, así que no lo uses en zonas de mucho tránsito y dale un tratamiento protector. Desde 20 €/m2 (tejido a mano, hasta 250 €/m2).
- Sisal. Resistente y flexible, más suave que el coco y menos que el yute. Es muy absorbente y soporta el uso intenso. Se puede usar en el exterior, evitando el sol directo. De 30 a 40 €/m2.
- Cáñamo. Tiene un aspecto similar al algodón, pero es más resistente, aislante y fresco. De tacto algo áspero, soporta el desgaste y es ideal para recibidores y salones. A partir de 65 €/m2, tejido a mano.
Los materiales más exóticos
- Coco. Se utilizan las fibras cortas de la cáscara del coco. Es muy resistente a la humedad y al desgaste, aunque tiene un tacto áspero y rugoso. Recomendable para zonas de paso. Desde 19 €/m2.
- Algas marinas. Crean alfombras lisas, de pisada muy agradable. Resistentes e impermeables, son ideales para cocinas y baños. No se recomiendan en climas muy secos. Desde 25 €/m2.
- Bambú.Son tablillas de bambú, de tacto suave, hay que aspirarlas a diario y aplicarles aceite para que no pierdan color. Son resistentes, ideales para salones, pasillos y exteriores. Desde 14 €/m2.