El interiorista Alberto Torres ha vuelto a enfrentarse a todo un reto profesional. De la mano de su propio estudio de interiorismo, se ha puesto manos a la obra con un pequeño apartamento de tan solo 40 metros cuadrados y 3 metros de ancho que contaba con una única entrada de luz natural ubicada al fondo de la planta. A pesar de sus reducidas dimensiones, resulta impresionante cómo ha convertido todo el espacio en un hogar acogedor, estiloso y adaptado a todas las necesidades y comodidades.
"Para el equipo del estudio, lo más especial de este proyecto ha sido cómo hemos conseguido convertir sus limitaciones en fortalezas", explica David González, socio fundador del estudio junto a Alberto Torres. Y es que, para evitar la percepción de un espacio angosto y longitudinal, se han combinado estratégicamente papeles pintados con efecto de profundidad y una reconfiguración del mobiliario, generando dinamismo en el recorrido visual.
Amador Toril
Además de esto, otras claves del proyecto han sido la elección de materiales y colores, un mobiliario ligero y funcional y la separación fluida entre zonas, pero sobre todo, la optimización de la luz natural, evitando rincones oscuros y potenciando la sensación de espacio diáfano. ¡Vemos el resultado!
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