Un pequeño apartamento para dos personas, puede ser un refugio íntimo, tranquilo y a todo confort. Sí, incluso cuando solo cuenta con 43 metros cuadrados, ¿para qué más? Todas nuestras necesidades quedan cubiertas cuando sabemos distribuirlo adecuadamente, sacar el máximo partido a cada rincón y equiparlo de tal forma que nunca sintamos que nos falta espacio. Eso sí, contando con una mano profesional como la de Alberto Torres, el éxito está asegurado.
El interiorista se topó con este apasionante proyecto que se convirtió en todo un reto para su estudio. Este pequeño apartamento situado en un barrio tranquilo de Málaga, necesitaba un cambio transformador que consiguiera una buena optimización del espacio, combinando funcionalidad con una decoración vibrante y equilibrada. A petición del cliente, el objetivo era crear un ambiente cálido, con toques de color, que enriqueciera cada estancia de este hogar con alegría y serenidad.
De hecho, para mejorar la experiencia de su propietario, se logró integrar un pequeño espacio de teletrabajo, un vestidor y una cama extra para invitados sin renunciar a una estética armoniosa y elegante. Como sello inconfundible del estudio, el papel pintado juega un papel crucial en la identidad del espacio, aportando personalidad y armonía en el salón y en el dormitorio. ¡Vemos cómo ha quedado!
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