"Con lo que tienes, algo nuevo y una buena idea, puedes hacer grandes cosas", defiende Raquel. Nuestra lectora y anfitriona de hoy. "Nosotros, de vez en cuando, hacemos reformas para ir adaptando la vivienda a nuestras necesidades. Decorando soy feliz y juego con todo para conseguir un bonito hogar". Y lo así lo hizo. Porque su cocina de 30 m2 fue una de las preseleccionadas de nuestro concurso.
Vive en una urbanización de estilo inglés con mucho encanto y rodeada de jardines en Campolivar (Valencia). Ya había reformado la cocina hacía unos 10 años, y tocaba darle un aire nuevo. Estaba en bastante buen estado, pero quisieron cambiar la distribución para integrarla con el salón-comedor y poder colocar una gran isla. Antes era demasiado oscura y el office no tenía vistas al maravilloso jardín.
Para ello, "cambiamos una pequeña ventana por un cristal fijo de 2 metros (todo un acierto). Por otro lado, el aseo estaba en el centro de la planta baja, algo que no tenía sentido. Y decidimos reubicarlo, dejando que cocina y salón confluyesen", explica. La escalera también está en el centro, así que tumbaron parte de la pared para ayudar a que las estancias fluyeran sin obstáculos. Y colocaron un mueble de herencia familiar junto a un cuadro de su suegra: "en casa le llamamos el rincón de la iaia".
¿La clave? "En esta segunda reforma de la cocina nos parecía correcto rescatar parte de la cocina anterior y reciclarla. En el diseño tuvimos esto en cuenta y lo que hicimos fue un restyling de parte de ella. Conservamos algunos módulos interiores, cambiando el exterior con el color y acabado de los cajones".
En cuanto al tipo de colores y mobiliario, "hemos tratado que encajen con el resto de la estancia. Toda ella está decorada en tonos blancos, azul/verde mar y madera. No queríamos que fuera una cocina de catálogo, tenía que ser nuestra. Acogedora, de cuento, con luz, y muy alegre", detalla.
Los detalles de la campaña extractora integrada en pladur son nuevos, así como las estanterías de madera, la encimera en porcelánico blanco mate y el papel pintado. También rescataron los electrodomésticos: "siempre compramos primeras marcas por la seguridad que nos da, por los acabados y el diseño. Así que decidimos darles una segunda oportunidad. Todo lo que sea reciclaje, ¡bienvenido sea!".
El papel pintado es una de sus debilidades deco. Según defiende, le da a cualquier estancia esa calidez que busca a la hora de decorar. La isla también es nueva "y tiene un lateral de madera en cruz precioso. Ahora entre isla y office casi no gastamos otros espacios de la casa. Es el punto de reunión, es cómoda, práctica, llena de luz y vida".
Querían una cocina para vivirla, por eso crear un office era una condición indispensable para estudiar, tomar un café, comer o simplemente charlar. "Con un poquito de todo esto, he conseguido el objetivo, hacer una cocina de la que no quieres salir. Somos cinco en casa y a todos nos encanta", concluye. Y a nosotras, ¡también!
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