Un nuevo proyecto llamó a la puerta del estudio Espais Anna Marsal para hacer un lavado de cara a un piso pequeño, con tan solo dos ventanas al exterior, que necesitaba dotarse de una mayor iluminación natural. La vivienda original se ubica en un edificio de 1916 en el corazón de la ciudad de Igualada (Barcelona). Por ello, el ambiente interior era muy oscuro debido a una distribución típica de la época. Sin embargo, la nueva distribución apuesta por ocupar la zona orientada al sol, con una gran área de día, diáfana, con la cocina, el comedor, el salón y una zona de despacho.
Y es esta, la cocina, uno de los ambientes que mejor parados han resultado. Y es que se ha convertido, no solo en nuestra zona favorita de la casa, sino también de los propietarios. ¿El motivo? La simplificación de la paleta de materiales utilizados en el proyecto ha buscado calidez y armonía en todo el espacio, siendo la base de esta cocina y creando así un rincón sereno a la vez que atemporal y multifuncional.