"Este piso de finales del siglo XIX estaba maltratado y descuidado, en una ubicación única, el Paseo de Gracia de Barcelona. Conservaba molduras y restos de su historia centenaria, mezclados con balcones tapiados con ventanucos, pasillos estrechos con papel mal estado. Tenías un sentimiento de postguerra en todos los espacios. Era un lugar desdichado, casi indiferente a sus casi 110 años... pero con mucho encanto", nos explica el interiorista Abel Pérez Gabucio, de Àbag Studio.

Su receta para alegrar y abrir el piso hacia la luz y para devolverle la vida fue tirar tabiques y unir salón, comedor y cocina. ¡Más amplio! En el salón, mantuvieron esa alma clásica, pero en dormitorio y su balcón se atrevieron con un poco de chispa. ¿Te has fijado en ese papel pintado y esa butaca de fibras? La familia que vive aquí está encantada. Ahora el piso está listo para brillar otros ¡100 años más!