La vivienda no estaba en mal estado, pero se había quedado algo anticuada y sus propietarios, un matrimonio joven con tres hijos, querían darle un aire más actual. “A ella le gusta lo natural, la sencillez y elegancia de los tonos neutros y cálidos…”, nos cuenta la arquitecta Sandra Vergara, quien se encargó de este proyecto con la colaboración de la interiorista de su equipo Laura Rodríguez.