Al ver la fachada de esta casa ni se nos ocurrió que pudiera esconder una pequeña sorpresa. "Ah, ¡qué bonita! La típica casa rústica de la Toscana...". Pues no exactamente: sus muros rosados y su vegetación autóctona esconden un rústico modernizado y con toques foráneos. Sí, y es que esta casa habla un italiano peculiar, con un ligero acento inglés.
Ese revoco rosado tirando a rojo de la fachada y los muretes, las contraventanas y la carpintería del porche de un azul grisáceo, el suelo de piedra caliza embutida en una superficie de cantos rodados, el escenario de cipreses y frutales, el aroma denso de las lavandas... Madre mía, pero es que parece de película. Pero esta casa no es un decorado, sino muy muy real.
Al cruzar la puerta es imposible reprimir un "hello!" y es que esos sofás tipo chester, las alacenas de madera y la porcelana blanca refinada no pueden disimular. ¡Solo les falta ondear la union jack! Pero lo fantástico de esta decoración es que logra que estos convivan con detalles más rústicos al uso (de la zona, claro).
En el salón los sofás se enfrentan a cada lado de la chimenea, tapizados en dos tonos de terciopelo distintos, una pareja de butacas de cuero cierra suavemente el cuadrado, y las mesitas auxiliares, los espejos gemelos y hasta la colección de jarras y soperas de la alacena antigua ponen las notas personales a este acogedor ambiente de club inglés.
Pero nuestros ojos se han clavado en ellas: las puertas y ventanas. Esas preciosidades de madera (pues si hasta tienen un aire modernista) destacan gracias a los suaves tonos de las paredes. Un gran acierto para lograr que fueran las grandes protagonistas.
En el comedor es curioso com la estantería, más sobria imposible y muy moderna, queda genial y se adapta al toque rústico-clásico de resto del espacio. Y fíjate bien, porque en gran parte es gracias a la buena mano de la decoradora y la estilista, que han colocado los libros de una forma estudiadamente aleatoria, combinados con detalles como jarrones y portavelas con aire envejecido. Y esas sillas réplicas neoclásicas tan refinadas e irresistibles. La combinación perfecta.
La cocina, de madera pintada de azul grisáceo y encimera de mármol macael y con un office empapelado con ramilletes de flores también azules, es todo un homenaje el estilo country inglés. Y aún falta la guinda final del baño principal, con una bañera de pies de garras que haría las delicias de un lord, y un papel a rayas digno de una mansión. Se abre directamente al vestidor y a través de él da al dormitorio, pintado en un gris suave, envuelto en telas cremas, relajante, clásico, eterno.