No es un granero, pero lo parece: una casita rústica con muebles vintage e ideas modernas

Uno de los mayores retos fue la entrada: estrecha, oscura y con una escalera empinada que restaba amplitud. "La solución fue radical: ocultamos la escalera detrás de un muro y abrimos todo lo demás, acristalando hasta la cubierta para ganar luz", explica María José. "Queríamos que la casa se sintiera vivida, acogedora, donde el hall cobrara protagonismo al conectarse visualmente con la actividad diaria de la familia", detalla la interiorista.

El porche, ahora acristalado y reconvertido en un salón más, se concibió como un refugio que disfruta especialmente los más jóvenes de la familia cuando vienen sus amigos. "Era importante que este espacio pudiera aislarse del salón principal para que cada espacio tuviera su privacidad, así que optamos por cortinas gruesas que permiten esa flexibilidad", concluye Cabré. Con su gran sofá en L, muy recogido y acogedor, quedó perfecto para pasar largas veladas.

Los muebles de estilo inglés son del anticuario del abuelo de la familia y se mezclan de forma magistral con piezas modernas, como la estantería de hierro a medida. “La hizo un herrero de la zona", devela la interiorista.

"Ese mismo herrero se encargó de realizar también la plancha con la que renovamos la vieja mesa de madera del comedor, que acompañamos con sillas de los años 30 que encontramos en un brocante de Montpellier”, explica. 

Se puso una calefacción más ecológica y se dio importancia a la iluminación, cálida y con un juego de claroscuros. Además, todos los suelos de la casa se pintaron en color lino y se igualaron con las paredes, también en la cocina. Vemos claramente esa continuidad en el office, conectado con la cocina a través de unas correderas de hierro y cristal.

Como decimos, la cocina está separada del office con puertas de hierro y cristal para permitir la entrada de luz.  En ella, se restauraron los muebles existentes con una capa de pintura y se renovaron los tiradores con piezas artesanales de hierro. "El peto cerámico de damero y la encimera de piedra aportan frescura sin perder la esencia de la casa", indica la interiorista.

En la zona de noche, el cambio más drástico se produjo en el antiguo altillo, que pasó de ser un trastero a convertirse en una acogedora suite. "Derribamos todo y reconfiguramos el espacio para alojar una habitación de proporciones equilibradas", asegura.

"Colocamos la cama centrada en la cubierta inclinada, lo que ayudó a justificar la estructura arquitectónica", cuenta Cabré. Entelaron la pared del cabecero, se introdujeron textiles de cuadros y se aprovechó cada rincón para almacenamiento, integrando armarios empotrados y un banco a los pies de la cama.

Como decimos, se aprovechó cada rincón para almacenamiento, integrando armarios empotrados como el que vemos justo al lado de la ventana, camuflado con los listones de madera de la pared. La puerta del baño es idéntica y, cuando se cierra, da sensación de uniformidad en ese frente del dormitorio. Al lado, un escritorio antiguo sirve como zona de trabajo.