Cinco años de búsqueda estéril y dos de obras. Dicho así, a la mayoría nos cogería vértigo. Pero cuando ves el resultado, no puedes hacer otra cosa que darle la razón a Rocío: la espera, mereció la pena.

Y es que esta lectora de El Mueble tenía tan claro lo que quería y, sobre todo, lo que no quería para su nueva casa, que no había manera de dar en el clavo: "Miramos muchísimo. Y lo que veíamos no nos encajaba para nada. Todo eran chalets muy compartimentados con mini espacios o pisos oscuros. Así que al final nos decidimos por comprar una parcela y empezar de cero", recuerda Rocío.

Dos fueron las premisas del proyecto: una zona de día amplia y diáfana, y que la casa tuviera mucha luz: "Hasta el punto que el arquitecto, Juan Monteverde de Mesa, bromeando me decía, 'Rocío, ¡que no vas a tener paredes para poder decorar!' Pero si a mí lo que me decora son las ventanas!". Y no le falta razón.

De hecho, todo quién pone un pie en esta casa, se enamora. Hasta el punto que fueron sus amigos quienes la animaron a mandarnos fotos de su casa. Y cuando nos llegaron vía Instagram, no lo dudamos: ¡Teníamos que ir a verla! Y menudo sorpresón nos llevamos: si en fotos era una preciosidad, una vez allí nos encantó. Y pensar que Rocío tenía dudas... "¡Ni se me había pasado por la cabeza enviaros fotos! Pero los amigos me animaron, al final. Todos me decían que la casa estaba muy mona. Así que pensé: 'A ver si es verdad que gusta tanto…' y las mandé. ¡Y todo encajó! Para mí ha sido como un premio, porque le hemos dedicado tanto tiempo y ganas…".

Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en www.elmueble.com, suscríbete a nuestra newsletter.