Todos y todas hemos pasado por nuestra fase blanca. Y más ahora que se lleva el blanco total, con suelos incluidos. Nos encanta la sensación de espacio, su luminosidad, la frescura (especialmente en verano)... Pero a veces cuando llega la noche todo se nos convierte en un triste gris. O acaba el verano y sentimos que la casa se nos congela.

Conseguir que un ambiente blanco respire calidez puede parecer casi una contradicción, por esa razón es necesario trabajar con mucha sutileza para lograr que sea acogedor sin romper su magia, sin perder esta sensación de amplitud, serenidad, luz... Sabemos que las telas y la madera son de gran ayuda pero las hemos de ir incorporando poco a poco, en pequeñas dosis y evitando los contrastes.

¿Y si retocas el color blanco?

Has pintado en blanco y no te gusta el resultado. O te encanta el blanco pero te parece demasiado frío... Parece un poco radical pero pintar suele ser la mejor opción. No te asustes, se trata de subir un simple tono, seguro que será suficiente: un solo punto a más beige, a más gris, a más crudo o más crema... Te quedarás con todas sus virtudes y mitigarás sus defectos.

Piensa que pintar blanco sobre blanco es lo más fácil del mundo, no necesitas ser un experto porque no se notarán los defectos y una simple pasada será suficiente para lograr este pequeño cambio de matiz.

Pequeños cambios: materiales naturales

Si realmente no eres tan fan del blanco pero vives en una casa de alquiler y no puedes (o quieres) pintar ni hacer ningún tipo de modificación, o simplemente quieres que tu casa sea un poco más cálida (a todos se no ha ido la mano con el blanco alguna vez) te tocará trabajar con los muebles y complementos.

En este caso, todo lo que son elementos naturales funcionan a la perfección, sin riesgos, porque aportan texturas y colores cálidos sin llegar al contraste. En el suelo, las alfombras de yute o de sisal claro son perfectas. Para las paredes busca cuadros que vayan del beige a los tierras.

Los muebles de fibra quedarán perfectos, pero si no te gustan, elígelos de maderas claras o intermedias (fresno, abedul, haya, arce, roble claro...)

Cuidado con la iluminación

Llevamos todo el artículo hablando de sutiliza y ahora que llegamos a la iluminación, nos ponemos un poco más radicales. Una bombilla demasiado cálida o una pantalla puede llevar al traste tu delicado salón en blanco. Solo si sientes que tu espacio es demasiado frío cuando se va la luz del sol, escoge unas bombillas cálida o, mejor, utilízalas en pequeñas dosis en rincones y luces puntuales. Si quieres mantener la sensación de blanco, elígelas neutras. Evita las frías que dan tonos azulados.