La cocina es, además de un agradable lugar de encuentro para toda la familia, un lugar de trabajo. La tarea de preparar, cocinar y conservar los alimentos que nos llenan de vitalidad y salud es fundamental en un hogar, y por eso es indispensable que nos sintamos cómodos en ella.
Distribuir
Una distribución perimétrica de los muebles es la más adecuada, con ella se gana espacio y se deja el centro libre para la mesa. En las viviendas con pocos metros, mediante una buena distribución se pueden crear espacios más versátiles y multifuncionales, por ejemplo, una encimera puede actuar como barra separadora de la cocina y el comedor, y al mismo tiempo, cumplir la función de mesa auxiliar.
Pero, además de la disposición de los muebles de la cocina -en forma de L, de U, o en pasillo, siguiendo el perímetro de la estancia-, para armonizar el espacio es aconsejable distribuir los elementos principales -el fuego y el agua- en triángulo. Los fogones representan el elemento fuego, y el fregadero y el frigorífico, el elemento agua. Hay que evitar ubicarlos de forma que queden enfrentados; la distribución óptima es la triangular. El fregadero es interesante colocarlo ante una ventana, para aprovechar la luz natural y las vistas mientras preparamos y limpiamos los alimentos y utensilios. Los fogones, por el contrario, deben estar siempre ante una pared, y en ningún caso debajo de una ventana, por motivos de seguridad. Una isla central es ideal como lugar de preparación de alimentos y también como zona de aguas. Si la colocamos de modo que permita ver la puerta de entrada mientras se trabaja, las sensaciones serán mucho más agradables.