Salones que parecen más grandes cuando se abren al exterior
Acogedores y cálidos, cuando sus ventanales se abren ven su espacio ampliado y su luz multiplicada. Estas 13 propuestas no conocen la diferencia entre dentro y fuera
Inspírate con estos salones que se abren a terrazas, jardines o patios. Parecen más grandes y son más frescos.
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Salón con sofá y butacas, en Descansoshop. Mesa de centro, de Expo Mobles Inca. Puffs, de Interlar Baleares y telas de Les Créations de La Maison. Butaca, de Kave Home.
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Un salón abierto a todo
Nada como un gran ventanal para crear una íntima conexión entre el interior y el exterior. Y, en este caso, no solo es el salón el que se abre, también la zona de la cocina gracias a tres grandes ventanales con puertas correderas que no ocupan espacio y ayudan a unificar el veraniego estar con el área de la piscina.
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Salón con butaca de Westwing, sofá de Pilma, mesas de centro de Coton et Bois y alfombra de Sacum.
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Con una pared de cristal
Una manera genial de crear esa unidad interior/exterior es mediante una pared acristalada por completo. Esta solución es una invitación a la luz y la mejor manera de hacer del entorno un activo más de la decoración. En este salón son las tonalidades verdes de los árboles y el bosque las que crean contraste y aportan frescura en el interior.
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Sofá, puf de fibra vegetal y mesa de centro de Sacum. Lámpara de Cinq Étoiles.
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Dos salones que son uno
El del interior y el exterior. Porque las ventanas correderas con contraventanas de palillería de madera permiten que la esquina del salón interior desaparezca, fundiéndose con el estar bajo el porche y creando un solo espacio. ¿Una clave para darle unidad? Emplear los mismos colores y materiales en el mobiliario.
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Sofá y butacas, diseño de Coton et Bois. Mesa de centro, de Simla. Alfombra, de Mimbre&Co, en Coton et Bois. Sillas, de Taller de las Indias. Lámpara, de Vical.
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Unidad con el color
Otro recurso para que el efecto de conexión entre el interior y el exterior es mediante el color. Si las vistas regalan una maravillosa visión del bosque, el verde puede ser el color de acento que dé vida a la decoración, como en este salón. ¿Y si es el mar? Colores como el azul o el aguamarina serán tus aliados.
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Salón con mueble a medida de Rodes Arquitectura&Diseño. Sofá, de Tapidisseny. Mesa de centro, de Zoco Home. Butaca, de MD Toiles Nature.
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En conexión con el mar
En este apartamento, el gran ventanal por el que se accede a la terraza ayuda a incluir el mar en la decoración. Pero es gracias a la barandilla de cristal que el efecto es total. Con ella no se tapa la impresionante visión azul y se potencia el punto focal, ampliando visualmente el tamaño de este salón alargado.
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Salón con ventanas sin perfiles, sofá blanco y mesas de mimbre.
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Cortinas de cristal
Así sí que la conexión entre el salón y el exterior es cien por cien. Incluso son las ventanas cerradas. Y es que los cerramientos sin perfiles son una de las tendencias para cerrar ventanas sin alterar la estética y se consigue una apertura completa al exterior. Además, las hojas se deslizan por las guías hasta recogerse en uno o dos de los extremos. ¡Ideal!
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Salón con sofá, modelo Vimle, con fundas Gunnared, butaca Grönadal, mesa auxiliar Lubban, alfombras Rodask y cortinas Ditag, todo de IKEA.
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Un salón más grande
La gran ventaja de unir el interior con el exterior con un gran ventanal es que el espacio se ve ampliado sin más recursos que el propio paisaje. Este salón blanco se alimenta de la luz que se cuela desde el exterior llenándolo de aún más luminosidad.
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Salón con sofás de Maisons du Monde. Mesa de centro de La Redoute. Plaid de Filocolore.
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Tres espacios en uno
En este pequeño apartamento, salón, comedor y patio forman un solo espacio. Y es que, cuando los metros en el interior escasean, nada como aprovechar los del exterior para conseguir que el espacio se vea mucho más grande.
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Salón con sofá de Lucky Mora con telas de Planet Decor. Estores diseño de Gabriela Conde. Cojines de El Taller de Malika.
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Sin perder ni un centímetro
La distribución de este salón comedor abierto al exterior no desperdicia ni un solo centímetro. El espacio entre los ventanales se ha aprovechado para colocar el estar con un gran sofá rinconero. Mientras, el comedor, se funde con el exterior gracias al gran ventanal invitando a pasar las sobremesas en el salón de la terraza.
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Sofás y butacas inglesas, similares en Pepe Peñalver. Mesa de centro de hierro y cristal pintada similar en Pantay. Manta de Pantay. Cojinesde Alhambra bordados con motivos animales y cojín rectangular gris en Pepe Peñalver.
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Abierto a la terraza
No solo los jardines invitan a unir el interior y el exterior. También un gran ventanal puede ser el nexo entre el salón y la terraza. Y tampoco tienen por qué ser unas correderas –aunque amplíen más la visión– las que separen el espacio. También sirven unas ventanas balconeras. Y más si son como estas, que ayudan a dar estilo a la decoración.
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Salón con sofá, de Sandon. Mesa de centro, diseño de Antima. Mesa auxiliar, de Artwood. Lámpara, de Becara, Cortinas, de Yutes.
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Crea intimidad con las cortinas
Como si de un estar exterior se tratara, en este salón se respira el verano. Los sofás blancos y delicados toques de beige aportan frescura y luminosidad. Y la visión de la piscina desde el sofá ayuda a abrir el interior y hacerlo más grande.
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Salón con sofá, de B&B. Mesa de centro, de teca, diseño de Aquitania.
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Bajo la sombra de la buganvilla
En este salón conectado con el exterior, el colorido de la buganvilla se cuela en el interior aportado vitalidad y un matiz veraniego que invita al relax. Otro recurso que vemos para unir las distintas zonas es el uso de las fibras, que vemos en las alfombras que decoran tanto el salón como el porche, dando unidad.
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Salón con sofá, de Stand del Mueble. Cojines y plaid, de La Mallorquina Rialto Living.
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Naturaleza fuera... ¡Y dentro!
Las plantas pueden ayudarte a que esa conexión dentro-fuera sea aún más pronunciada. Por supuesto, el color verde aguamarina (entre el verde de las plantas y el azul del mar) de los textiles ayuda, siendo otro elemento que hace que la diferencia entre el salón y el jardín sea (casi, casi) imperceptible.