11 Ideas de la casa del pueblo que copié en mi casa... ¡Y SON UN ACIERTO TOTAL!
¿Puedes trasladar las ideas típicas de las casas rurales a tu hogar? No todas, pero algunas sí. ¡Y aquí tienes la prueba! Estas conservan su esencia y revalorizan tu casa
Cocina rústica con pila de mármol, muebles añil, vigas, office y flaneras decorando la pared.
El Mueble
Hay imágenes que se quedan impresas en nuestra retina y en nuestra memoria así que pasen los años. Estas ideas, típicas de la casa del pueblo, siempre me llamaron la atención por diferentes motivos. Originales o actualizadas, las he puesto en marcha en mi casa. Y ahora como antes han surtido el mismo efecto: si al legado sentimental, le sumas practicidad, diseño y personalidad, el éxito está asegurado.
Sofá Vimle, butaca Grönadal, mesa auxiliar Lubban, de IKEA.
El Mueble
Una mecedora de uso exclusivo
En la casa del pueblo siempre me gustó sentarme en la mecedora de mi abuela. Aquella en la que se pasaba las horas muertas escuchando la radio mientras hacía ganchillo. Ahora uno de esos asientos sedantes luce espectacular en mi salón. El modelo lo he actualizado pero el efecto es el mismo.
2 / 11
Proyecto de Gabriela Conde. Mobiliario, de Lamiplast. Mesa de herencia. Sillas, de El Taller de Carola
El Mueble
La mesa tocinera convertida en office
¿Te acuerdas de esa mesa donde se preparaban las matanzas en la cocina? Me gustaba por su polivalencia. La mesa tocinera lo mismo servía para hacer chorizos que para rellenar caligrafías y problemas de cálculo. En uno de sus prácticos cajones guardaba mi estuche. Estuve tentada en poner una de ellas en el recibidor de mi casa a modo de consola pero al final me decanté por añadirla a mi isla, a modo de office. ¡Ahora me sigue pareciendo igual de funcional!
3 / 11
Fregadero de mármol rosa recuperado y azulejos antiguos, en Antigüedades Diego Reinaldos
El Mueble
Esa pila de mármol tan resistente
Otra de las ideas que he copiado de la casa del pueblo es la magnífica pila de mármol de la cocina. Exenta, profunda y resistente ¡la cantidad de platos que cabían en ella! Aquella era blanca, la de mi casa es rosa, de dos senos para fregar en uno y dejar secar en otro y con un grifo extraíble moderno que juega al contraste. Colocar azulejos en el salpicadero de la cocina es otra idea copiada de la casa del pueblo. Resultan decorativos y fáciles de limpiar. Allí eran blancos, yo los he puesto de color pintados a mano. Si siempre te han gustado los azulejos de la casa del pueblo, incorpóralos en los antepechos de tu cocina. Verás qué bonitos quedan, como estas otras ideas.
4 / 11
Mesa, de Roots Mallorca. Sillas, en La Maison. Lámparas, de Ay Illuminate.
El Mueble
Una mesa grande de comedor ¡donde caben todos!
Daba igual cuántos fuéramos a comer: 4,6,9, 12... En la mesa de comedor de la casa del pueblo cabíamos todos. ¡Se multiplicaba por arte de magia! Esa misma magia la quería yo para el comedor de mi casa, siempre dispuesto a recibir comensales. Y para recuperar esa hospitalidad, elegí una gran mesa. De madera sin tratar para que se vieran bien los nudos y las vetas. ¡Me encanta la imperfección! Alrededor de ella, unas sillas de enea, como las que las vecinas sacaban a la puerta para "tomar la fresca". Y para disponer de más asientos, he puesto un banco al otro lado.
5 / 11
Proyecto de Marta Jaúdenes y Olivia Reina. Consola y damajuanas, de Tot Interiors.
El Mueble
Las damajuanas como jarrones
Me fascina el cristal verde de las damajuanas. Esos recipientes esféricos de vidrio que en la casa del pueblo se llenaban de vino. El abuelo se encargaba de forrarlas de esparto, cerrarlas bien y guardarlas a la sombra de la despensa para que el líquido no se picara. Hoy esos mismos recipientes, de diferentes tamaños, decoran mi casa a modo de jarrones. ¡Con ramas de olivo o pampas quedan fenomenal!
6 / 11
Proyecto de Marta Tobella. Sofá y puf, de Grassoler, en Sacum.
El Mueble
Estores de fibras, frescos y naturales
Sobre estores y cortinas, a mi mente vienen dos ideas que siempre me gustaron de la casa del pueblo. Una son esas cortinas de tiras hechas con cuentas de colores en la puerta de la calle. Servían para mantenerla abierta en verano, facilitar las corrientes de aire y para saber si entraba algún forastero. Hoy perviven en la puerta de la terraza de mi cocina. Las cuentas irisdiscentes crean unos sutiles reflejos ¡que me encantan!
¿La otra idea? Esos estores toscos de esparto que mantenían el calor a raya fuera de la casa y el fresco dentro. Los he recuperado para mi salón. Ahora son de yute, más livianos, pero da gusto cómo dan sombra. Combinados con cortinas de lino de gran caída forman un buen tándem.
7 / 11
Sofás, de Tapicería Esteve. Mesa camilla realizada a medida.
El Mueble
La incombustible mesa camilla
¡Ayyy cuántas historias se habrán contado en torno a ella! La mesa camilla que presidía el salón de la casa del pueblo revive sus años dorados en mi casa. No tan protagonista, ahora cumple un segundo plano como mesa auxiliar. Situada en un rincón entre los dos sofás, la he convertido en mi pequeño rincón verde con diversas plantas sobre su sobre. Y aquellas faldas llamativas de cuadros las he sustituido por unas de terciopelo liso que quedan espectacular.
8 / 11
Proyecto de Ana Berganza y Paula Heredero. Alacena recuperada forrada con papel pintado de Sandberg. Mosaico hidraúlico, de Vives Cerámica.
El Mueble
Una alacena de madera para guardar y exhibir
Siempre me fascinó aquella alacena de madera en la casa del pueblo. En ella se guardaban con mimo los juegos de café, las copas de cristal para las ocasiones especiales o las soperas de porcelana. "Niña, las más bonitas a la vista", me repetía mi abuela hasta la saciedad. En los cajones y armarios inferiores había sitio para la cubertería, los manteles o el menaje. En mi casa no me he podido resistir a tener un mueble de estas características a medida. De madera y hasta el techo ocupa un lugar privilegiado en la transición del salón a la cocina. Yo lo he dejado natural pero siempre puedes actualizarlo con una mano de pintura o forrando su trasera con papel pintado.
9 / 11
Cómoda y espejo de herencia. Lámpara, de Maisons du Monde.
El Mueble
Botijos, un must decorativo
Cuando volvíamos sedientas a la casa del pueblo después de jugar en la plaza todo el día, tomabas un buen trago de agua fresca en el botijo y volvías a tu ser. Siempre he sentido debilidad por los botijos de barro, tan redondos, tan humildes, tan predispuestos... Enseguida supe que en mi casa, de una forma u otra, tendrían un lugar de honor. Y así fue. Heredé unos botijos de mi abuela que pinté cuidadosamente de blanco y hoy decoran el aparador del salón. ¡Parece que estuvieran ahí toda la vida! Y ya les he echado el ojo a unas lámparas portátiles en forma de botijo que venden en el Estudio Devesa & Agenjo que pienso poner sobre mis mesillas de noche.
10 / 11
Baño proyectado por la arquitecta Clara de Castro. Pavimento hidraúlico, de Zelart.
El Mueble
El suelo hidraúlico es atemporal
Una imagen que me ha perseguido a lo largo de mi vida es el baño de la casa del pueblo. Posiblemente no era el más cómodo del mundo pero siempre recordaré aquella baldosa de cemento en blanco y negro que le daba tanta personalidad. "Algún día tendré un suelo como éste", me dije. ¡Y lo cumplí! Mi baño, algo más cómodo, presume de suelo hidraúlico en colores neutros para que parezca más amplio y luminoso. ¿Qué por qué lo puse? Porque es resistente, impermeable, fácil de mantener, antideslizante ¡y me trae tan buenos recuerdos!
11 / 11
Mobiliario diseño de Carolina Sánchez Vadillo.
El Mueble
Los objetos rústicos decoran y personalizan
Lo rústico siempre funciona. Si quieres darle un toque rural a algún rincón de tu casa, elige piezas que te recuerden a la casa del pueblo: unos aperos de labranza apoyados en la pared, unas cribas como centros de mesa, unas flaneras antiguas como las de la imagen, unas tinajas a modo de jarrones XL... Yo en mi casa he optado por decorar las paredes de la cocina con unos cazos de cobre antiguo que tanto se llevan (y en los que tan buenos guisos hacía la abuela).