La pintura es uno de los colores más importantes cuando renovamos nuestra casa o nos mudamos. Hay colores que nos relajan, nos ponen alegres, nos transmiten nostalgia... Y eso hay que tenerlo en cuenta en función de la estancia a pintar. Los colores tienen una gran influencia en nuestro bienestar. Hay colores cálidos (amarillos, naranjas, rojos...) , colores fríos (verde, azul, violeta...), colores en tendencia... Pia Capdevila, interiorista, nos desvela los colores atemporales y que siempre son tendencia. ¡Mira, mira!
Los colores ideales para pintar tu casa
1. BLANCO: el color más luminoso
"El blanco es un color muy versátil que combina con todos los estilos: mediterráneo, nórdico, clásico... ¡Por eso nunca pasa de moda! Si tu casa tiene una decoración moderna, funcionan mejor los blancos fríos, es decir, los que tienen matices azules o grises. A mí me gustan los blancos cálidos (lino, marfil, crema, almendra...), que no amarilleen demasiado. Crean atmósferas muy acogedoras", dice Pia Capdevila.
"Los blancos encajan en cualquier habitación de la casa, aunque se utilizan, sobre todo, en salones y pasillos por su capacidad para ampliar visualmente el espacio y potenciar la luz. Los tonos fríos hay que usarlos con moderación, en puertas y suelos, por ejemplo, para dar un toque fresco", añade la interiorista.
"El secreto está en mezclar varias gamas de blanco. ¿Una idea? Crea un arrimadero en blanco frío y pinta la pared en un tono arenoso. Los blancos se llevan genial con las maderas y las fibras naturales".
¿Un truco? Para que la habitación parezca más alta, pinta molduras, techos y cornisas en un blanco más claro que el de las paredes. El contraste es muy decorativo.
2. BEIGE: espacios siempre cálidos
"Desde arena, miel y canela claros hasta tonos topo, café con leche o marrones más subidos. El beige es un color súper acogedor y en tendencia en cualquiera de sus tonalidades", dice Pia Capdevila. Si no quieres arriesgar, puedes pintar las paredes en un tono suave y dar protagonismo a una de ellas, como la del sofá o la cama, por ejemplo, con un beige más intenso.
El beige es ideal en cualquier estancia, pero es especialmente práctico en espacios con pocos metros, ya que, combinado con blanco, ayuda a que se vean más grandes. "Para generar contraste y dar un toque de luz, pinta de blanco el techo, las cornisas y los rodapiés", aconseja Pia.
"Es cierto que el beige se suele asociar a decoraciones sobrias o de corte clásico, pero también se pueden lograr interiores más modernos, sobre todo si se acompaña de colores llamativos. Con los que mejor funciona son, además de blanco, gris, negro, ocres, verdes y azules".
El beige da un look natural a la casa. Refuérzalo con plantas, textiles blancos y maderas claras. Con tapizados oscuros y muebles de hierro lograrás un aire industrial.
3. GRIS: elegante y sofisticado
"El gris aporta equilibrio, es luminoso y muy fácil de combinar con otros colores. Su único "pero" es que puede resultar algo frío. Por eso, procuro evitar los tonos que tienen matices azules", explica Pia Capdevila. Un gris con matices arena es una apuesta segura.
"Un gris suave es ideal para pintar toda la casa y crear un ambiente sereno y tranquilo", dice Pia. Además, igual que el blanco, el gris multiplica la luz y es ideal en pisos pequeños. En cambio, los grises más intensos se pueden usar en habitaciones luminosas, para no oscurecerlas.
"El gris funciona de maravilla en decoraciones nórdicas y también de estilo industrial, especialmente cuando se combina con materiales como el microcemento o el hormigón. Para que haya dinamismo, me gusta mezclar grises de distintas intensidades en una misma estancia, jugando con los textiles", añade la interiorista. Un salón gris claro con un sofá gris oscuro queda perfecto.
Un buen truco es que los muebles y complementos de madera son necesarios para contrarrestar la frialdad del gris. También puedes añadir toques de color beige, verde y violeta.
¡Esperamos haberte ayudado!