Convertir una antigua casa familiar en un nuevo hogar, es una tarea que necesita mucha delicadeza por todos los recuerdos que los propietarios guardan en ella. Y más aún cuando no son ellos mismos quiénes realizan el cambio de imagen, sino unos profesionales a los que se les confía este trabajo. Así, la casa de Lorena, una propietaria que adquirió el hogar de toda una vida donde convivió con sus padres y sus hermanos, necesitaba adaptarse a las nuevas necesidades que ahora tenían ella y su pareja.
Para conseguir la casa de sus sueños, anteponiendo sobre todo el respeto y nostalgia que guardaba por la vivienda, contactó con el estudio de interiorismo Garrido Duarte. Con Mónica Garrido al frente de todo el proyecto, la clienta le supo transmitir desde el primer momento lo que buscaba en su nueva casa. De esta forma, se crearon nuevas distribuciones, cuidando hasta el más mínimo detalle con un estilo clásico, creando atmósferas sosegadas.
Y lo tenía claro. Quería que tras la reforma, la casa tuviera una cocina amplia con isla central que estuviera abierta al salón, ya que es una fanática del mundo culinario. También un amplio dormitorio con vestidor, una zona de trabajo y sofá con televisión, habitación de invitados... ¡Y mucho espacio para almacenar libros!, que es otra de sus grandes aficiones. ¿Habrá conseguido la interiorista cumplir sus deseos? ¡Lo vemos!
Una casa con mucho encanto