5 casas en la 'Toscana Catalana' de la revista El Mueble: tienen tanto encanto que eclipsarán las maravillas italianas

Nuestro recorrido por el Ampurdán nos lleva a este hogar de una familia con dos niños, que confió en Marta Castellano para dotar a su casa de un toque más actual, conservando piezas de anticuario. No hizo falta hacer demasiadas reformas: solamente un cambio de mobiliario que se adaptara a sus demandas. En la cocina, la interiorista buscaba mantener su estilo rústico intacto: lo consiguió con una decoración noble y sincera, que deja de lado los elementos modernos y da protagonismo a materiales generosos como la madera o el hierro.

El comedor es una estancia especialmente interesante porque a pesar de que se expresa en sintonía con el resto de
la casa, cuenta con un elemento que marca la diferencia: la lámpara de araña que aporta un punto de modernidad sin dejar de lado el estilo clásico.

¿Puede una casa centenaria ser el escondite de una pareja moderna? Sin lugar a dudas. Y esta espectacular casa rústica en el Bajo Ampurdán y propiedad de Georgina Escoda nos lo demuestra. La joya del salón la encontramos al mirar hacia arriba: estas vigas, de cemento pintadas a la cal, dan una sensación hogareña sin descuidar la belleza del lugar. Si te supo a poco y quieres ver más, acompáñanos en nuestra visita a Georgina y descubre nuestras impresiones.

A esta casa la define su paleta de colores: suaves, con el verde y el gris como tonos dominantes que contrastan con algún ocre o vainilla. Es por eso que al dormitorio principal lo visten tonos neutros, en consonancia con el resto de la residencia.

Esta vivienda histórica estaba prácticamente en ruinas cuando llegó a las manos de sus propietarios. Gracias a la reforma llevada a cabo por un equipo de profesionales visionarios, es actualmente un lugar luminoso y espectacular, a tono con el paraíso en el que está situada. Josep Curanta y Nuri Vidal, encargados de la restauración de esta vivienda, recuerdan las condiciones imposibles de las que partían: un patio lleno de árboles, desnivelado y con un torrente que lo atravesaba. Ahora, el paisaje no puede ser más diferente. La piscina que corona el jardín es, además, muy especial: parece provenir directamente de una cala mediterránea, gracias al color turquesa elegido por los decoradores para el gresite.

Las paredes recubiertas de piedra de la masía podrían dar la sensación de agobio si no fuera por la apertura de un gran ventanal con el que contrastar, creando una estancia fresca, luminosa y atractiva. Un comedor que invita a largas comidas y cenas familiares.

Daniel Lizarriturry, encargado de la reforma de esta casa, buscaba conservar el espíritu rústico y clásico de la estancia, pero añadiendo un toque de modernidad. ¿Cómo lo consiguió? Restaurando las vigas originales que coronan la habitación.