Ya has visto que hay pocas piezas más versátiles que una cómoda. Aunque su función inicial era guardar la ropa, la verdad es que no son patrimonio exclusivo de los dormitorios y pueden ser prácticas y decorativas en muchas otras estancias de la casa.
En el salón pueden sustituir al aparador; en el recibidor te ayudan a organizarlo todo; en el baño son un bajolavabo único; y en el dormitorio hasta pueden hacer de mesita o de tocador.
Y las cómodas antiguas, además, tienen encanto de los muebles auténticos, son robustas y pueden tener detalles artesanos que ya no se encuentran. Así que si tienes una cómoda heredada no lo dudes. Transfórmala, reubícala, reinventala y dale 100 años de vida más. ¿Te atreves?