1. Antes: una cómoda pasada de moda "Cuantas veces me dicen: 'No me gustan los muebles antiguos'. Y se van con una sonrisa cuando descubren lo que había detrás de un mueble al que solo le faltaba un toque de amor, como ocurrió con esta cómoda que llego oscura y pintada con sintéticos", con cuenta Mariana Paula, de @mundopaulamuebles . Después: una cómoda de estilo vintage "Para darle una nueva vida, lavé la madera de la tapa y las patas, renové el blanco de los cajones con pintura al agua y le di el último toque de distinción lustrando los herrajes y un dibujo realizado con stencil a medida", explica. 2. Antes: unas mesitas en muy mal estado "Esta mesita la encontré junto con otras dos en una compraventa, estaban en bastante mal estado, con su color oscuro original", dice Mariana Paula. Después: unas mesitas coloridas "Primero pasó por el carpintero para hacerle los arreglos necesarios", nos explica mariana. Después, la lijó suavemente para generar mordiente y aplicó, con rodillo, un color blanco en el exterior y un verde agua en los estantes, "para darle un estilo más actual", matiza. 3. Antes: una mesita descolorida Esta mesita de noche había pasado por varios procesos de recuperación. A Mariana Paula, le llegó con un color verde descolorido y despintado, sin el cajón. ¿Su premisa? "Darle una onda moderna", dice. Después: una mesita de noche con un punto industrial Para la estructura, Mariana Paula de @mundopaulamueble utilizó un látex gris casi negro. Lo aplicó con pincel, lavó los extremos de las patas y la tapa para otorgarle calidez. "En lugar de cajón solo puse una tapa con tirador tipo cubeta de color bronce y la puerta la pinté del mismo tono y puse un pequeño tirador que tenía guardado", nos explica. 4. Antes: un aparador muy oscuro Para Mariana Paula, "el desafío era iluminar su enchapado oscuro y lograr disimular el borde que lo rodeaba, haciendo lucir la madera clara que sabíamos había debajo". Después: un romántico aparador en blanco Mariana Paula nos explica paso a paso cómo dio una nueva imagen a estos muebles: "Lo primero siempre es lavar la madera, trabajo que realicé solo en la tapa, para después continuar con la pintura blanca en el cuerpo y puertas sin riesgo de manchas. Apliqué una lijada suave y luego pintura al agua con rodillo. Dejé secar, volví a lijar con lija muy finita y repetí estos pasos hasta lograr una superficie cubierta y lisa. Finalmente, protegí todo el mueble con laca al agua. No hay más secreto que este y ¡paciencia para respetar los pasos!". 5. Antes: un bargueño oscuro aunque en buen estado "Este bargueño vino al taller junto con una maderita con la prueba de los posibles colores. La idea era iluminar la madera oscura que caracteriza a los muebles antiguos. Su estado era impecable, por lo que ¡solo le hacía falta color!", nos cuenta Mariana Paula. Después: un mueble más actual y divertido "Finalmente quedó este tono de naranja no tan fuerte, que combiné con toques de madera lavada en patas y tapa para equilibrarlo. Antes de empezar con el color, desarmé los herrajes para conservarlos y lijé con lijadora para lograr mordiente", dice la esta 'recicladora' de muebles profesional. "Soy fan de la cera en pasta para proteger los muebles, y siempre que el trabajo lo permite la uso", añade. 6. Antes: una mesita para tirar Mariana Paula consiguió esta mesita en compraventa y "antes de llegar al taller, ya tenía dueña –dice–. La mesita estaba muy rota, pero su forma encantadora me animó a enfrentar el trabajo". Después: una mesita más romántica Según nos explica Mariana Paula, primero "pasó por el carpintero para hacer algunos arreglos, reponer partes, masillar, clavar y encolar. Cuando empecé con el lavado de madera descubrí que las patas eran de pinotea (un tipo de pino muy resinoso) y no quise taparlas con pintura, por lo que las dejamos en madera natural, junto con el frente del cajón y el borde de la tapa". El resto lo pintó de blanco, porque esta combinación ¡no falla! Como guinda, puso unos tiradores cristal que aportan un toque romántico. 7. Antes: un mueble wengué que no gustaba a su dueña "Más wengue no podía ser…", dice. Su dueña se lo entregó para que le devolviera el esplendor y lo iluminara "de punta a punta". Después: un mueble súper luminoso "Coloqué la puerta rota, apliqué bastante lija para retirar lustre y limpié el fino polvillo negro con cuidado", dice. La elección para pintarlo fue el blanco. "Lo apliqué con pincel grande, pincel chico, rodillo… de todo un poco, para llegar a todos los rincones. Mate de por medio (pues en Argentina no puede faltar) terminé el mueble con cera en pasta incolora y lustrando fuerte con un paño limpio", matiza. 8. Antes: dos mesitas muy viejas Este dúo de mesitas rústicas llegó para renovarse. Lo mejor es que la madera era excelente y su estado, impecable, con las piezas fuertes y firmes, pero muy rayadas y oscuras. Después: unas mesitas con presencia El primer paso, fue aplicar removedor en gel para sacar la pintura vieja con esponja de acero y lija, para no dejar rastros. "Como esto no bastó para darles la luz que imaginé, surgió la idea de darles un tono natural a los estantes que aportaran claridad y calidez", dice Mariana. ¡Y lo consiguió! 9. Antes: un escritorio muy maltratado Como dice Mariana Paula, "a veces no imaginamos que un de líneas pasadas de moda, con figuritas pegadas por los niños y manijitas de plástico, puede transformarse en la estrella de la casa". Después: un escritorio actualizado en blanco y madera "Ya lo mencioné antes, si no sabemos qué hacer con un mueble, el blanco y la madera es la combinación que nunca falla", asegura Mariana Paula. Y eso es lo que hizo esta recuperadora de muebles al encontrarse con un enchapado de madera tan clara y bella. Después: un detalle personalizado Finalmente, añadió unos tiradores cobre para brindar elegancia a los cajones y añadió un dibujo pintado a mano por su dueña, para unificarlo con otros muebles con el mismo motivo de flor en tonos azules. 10. Antes: un escritorio negro algo maltratado Este escritorio tenía un color casi negro que no dejaba apreciar y disfrutar sus hermosas líneas. "Lo querían conservar, pero desentonaba con la habitación de la niña donde decidieron ponerlo", nos explica la responsable del cambio. Después: el escritorio ideal para un dormitorio infantil "¿Qué hice? Escuché a la niña. Ella me dijo que quería que fuera blanco y ahí nos encaminamos. Saqué lustres lijando cada rincón, para iluminarlo totalmente con blanco y ahora parece otro. Conservé los herrajes que tenía, porque me gustan, dan carácter y no siempre tenemos la suerte de que lleguen los muebles con sus herrajes originales. Los que faltaban los reemplazamos con tiradores de acrílico cristal y filigrana", nos cuenta. 11. Antes: un armario ropero estropeado Este armario de dos metros de madera oscura contaba con los espejos originales, antiquísimos y biselados, además de muchas tallas y molduras, pero necesitaba un repaso para recuperar su esplendor. Después: un armario para toda la vida "Necesité manos extras para este trabajo. Días de lavar madera con removedor, de lijar con máquina y a mano hasta que se nos gastaron los dedos, así como cuidados extremos para preservar los espejos", nos narra Mariana. Al final, lo pasaron con la laca al agua para proteger la madera y poder admirar toda su belleza. Y valió la pena. Mariana Paula, la artífice de estos cambios Mariana Paula es la autora de estas bellezas, y a través de su cuenta en Instagram, @mundopaulamuebles, podrás ver todas las recuperaciones que hace. Bajo el lema 'Reciclamos tus muebles' da nueva vida a piezas que, de otra manera, tal vez hubieran acabado en la basura. Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en www.elmueble.com, suscríbete a nuestra newsletter .