15 veces en las que un cuadro elevó el estilo de un salón

Los cuadros deben integrarse en el salón como un elemento más de la decoración. En este de la imagen, la interiorista Asun Antó eligió una obra de la artista catalana Blanca Casas, asidua de El Mueble. Formas geométricas muy sutiles que transmiten paz y serenidad se funden en un salón decorado en tonos neutros, reactivados con el verde de las plantas.

Los cuadros de temática animal se han renovado. Lejos quedan aquellas cacerías que mostraban a ejemplares agónicos recién sacrificados. La interiorista Belén Ferrándiz ha recuperado este cuadro de una pareja de avestruces vivitas y coleando. Su fondo en un tono arena armoniza a la perfección con los cojines del sofá que van del beige al chocolate.

Tener un cuadro de un artista consagrado puede que sea misión imposible pero siempre puedes optar por una reinterpretación de su obra. La interiorista Pía Capdevila decoró este salón con una versión actualizada de Las Meninas, de Velázquez. ¡Súper elegante! Pía logró darle protagonismo por el día y, también por la noche, de ahí que eligiera un aplique dorado para iluminarlo.

Un paisaje de jungla es un buen recurso para decorar un salón con espíritu vacacional. La interiorista Natalia Zubizarreta eligió un cuadríptico que reune a fauna y flora exótica.

Son de Maisons du Monde, lo que demuestra que en las tiendas de decoración también se pueden encontrar lienzos de calidad. La forma de los cuadros en vertical y la ausencia de color personalizan este salón decorado en blanco y negro. 

La interiorista Asun Antó fue la responsable de decorar este salón acogedor arropado por un entorno bucólico. Para ello eligió el lienzo Amanecer en La Cerdanya pintado por la artista catalana Marta Farrés Martí. Apasionada de la fotografía, Marta plasma en sus obras la calma que reflejan los paisajes de campo, mar y montaña de su amado Mediterráneo.

La interiorista Paula Duarte eligió para decorar el salón de su casa este sugerente póster: Mujer leyendo, de la artista polaca Karoline Kroiss. Es de Posterlounge y resulta una excelente invitación para realizar esa misma actividad sentada en el sofá. Enmarcado o no, el cuadro se funde con la pared pintada de gris oscuro dándole continuidad. Parece mentira como este color logra dar calidez a la estancia.

La interiorista Estela López refrescó este salón con un cuadro de la artista madrileña María Miralles. Toda una invitación a evadirnos gracias a sus obras abstractas (óleos y acuarelas) llenas de color y textura. ¿No te transporta este cuadro a una playa paradísiaca? María asegura que el arte enriquece los hogares aportándoles creatividad, energía y paz. Este salón es buena prueba de ello.

El estudio de interiorismo Hoc Volo eligió una pintura abstracta de una de sus integrantes, Leticia de Amescua, para este salón en calma. Composición Zoom es el título de este dúo de cuadros en tonos blancos y arena. ¿Su objetivo? Transmitir una sensación de relajación total sentados frente a la chimenea. ¡Misión cumplida!

¿Te has fijado cómo armonizan en el salón los cuadros con los cojines? Quizá este ejemplo sea el más llamativo. Las interioristas Isabel Flores, Nuria Almansa e Isabel Font se han decantado por dos cuadros abstractos de una misma serie pertenecientes a la artista malagueña Laura Zambrana del estudio Zam.Rod. Manchas y degradados de carácter simbólico son el sello personal que define a esta artista.

Decorar con un retrato anónimo o un autorretrato es también una manera de elevar el nivel del salón. Antiguamente en las casas señoriales siempre había un cuadro de los dueños o de alguno de los hijos. Una seña de identidad que vuelve con fuerza pero adaptándose a los nuevos tiempos.

En este salón de la imagen, la interiorista Asun Antó ha elegido una obra en blanco y negro de la artista catalana Lídia Masllorens que, sin duda, lo actualiza. Lídia es la pintora de los rostros porque según ella "una mirada dibuja una mejor intención que doscientas palabras".

A las interioristas de El Mueble no solo les gusta decorar con cuadros las casas ajenas, también las suyas. Un ejemplo de ello es este salón. Pertenece a la casa de Lucía Mariñas. Ha elegido una obra abstracta de la artista mallorquina Dolors Comas que forma parte de su Sèrie Personatges. Sí, porque esa Z que ves son en realidad pequeñas siluetas que desfilan ordenadas.  

Este maravilloso salón entre nórdico y rústico pertenece a la casa de la interiorista Marta Tobella, dueña de la tienda Sacum. Lo ha decorado con unos sugerentes cuadros del artista Walter Arias que elevan la estancia de nivel, a caballo entre la sofisticación y la relajación. 

Si eres amante de la fotografía y haces buenas instantáneas, conviértelas en cuadros XL y eleva el nivel de tu salón. Fue lo que hizo la interiorista Júlia Casals con esta fantástica foto en blanco y negro del fotógrafo nómada Alexis de Vilar: un dhow o velero africano que decora las paredes en tonos arena de esta casa de playa.

Este salón decorado por Begoña Susaeta elevó su nivel gracias al papel pintado en azul Bilbao de sus paredes y al cuadro en tonos naranjas que lo dinamizan. Si te fijas, coincide en color con los cojines del sofá. Dos detalles perfectos que dan al salón personalidad.

Vera Salvat y Victòria Amat, interioristas del estudio I loft you fueron las responsables de decorar este luminoso salón. Una base en tonos neutros, toques de color en textiles, flores y ¡cómo no! la presencia de un cuadro alegre lo hicieron posible.

Sus pinceladas amarillentas, sus escenas cotidianas, su versión moderna de un bodegón y su posición informal, apoyado en el mueble bajo, hacen de la estancia un lugar actual, joven y lleno de estilo.