Lo primero que veías al entrar en esta casa en las afueras de Barcelona era la escalera. Pero no una escalera bonita, sino una anticuada y muy pesada visualmente que afeaba la vivienda. Así que la decoradora Marta Prats, responsable de la reforma, no lo dudó: la escalera iba fuera. Y a partir de ahí, los cambios se sucedieron hasta convertir una vivienda que se había quedado anticuada en una super cómoda para una familia con dos niñas pequeñas.