Las masías, esas casonas de campo hechas de piedra propias de Cataluña y una parte de Francia, son hoy viviendas cotizadas. La de este reportaje, ubicada en el Alt Empordá, cumplía todos los requisitos por fuera, pero su interior era otro cantar. Se había reformado con un estilo demasiado moderno. "La casa era un sinsentido. Estéticamente, no encajaba para nada con una masía tradicional.
Las vigas eran metálicas y oscuras, las paredes demasiado llamativas, el suelo porcelánico resultaba frío, la cocina era propia de una casa de ciudad... Por eso, los nuevos propietarios querían volver a la esencia y ahí entramos nosotras", nos cuentan Marina y Laia Reguant, del Estudio Marina & Co, responsables de la transformación. ¡Vamos a verla!