Carlos y Mónica son unos apasionados del mar y del Ampurdán, en Girona, ya cerca de Francia. Por eso, cuando se puso en venta el terreno de 2.000 m 2 donde ahora se aloja su refugio particular, no dudaron en comprarlo para construir la casa que tenían en mente. Les preguntamos qué les sedujo del lugar: “Está a 10 minutos de las playas, pero mantiene su parcela de privacidad y se ve verde por todos lados”.
¡Argumentos más que suficientes para enamorarse! ¿El resultado que han conseguido? Una casa cómoda de 225 m2, en forma de granja americana, con techos altos, vigas de madera vistas y una estructura muy abierta que alberga 4 habitaciones.
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