Fue un día cualquiera, después de un largo paseo por el lago que se extiende a los pies del jardín, cuando la propietaria de esta casa en la Sierra de Gredos comentó con su amiga, la decoradora Leticia Marín, que a su casa le faltaba algo, un duende especial, y que necesitaba abrirla, que respirase tanto por dentro como de cara afuera... Trataron de imaginar soluciones y por fin decidieron llamar a Pablo Álvarez de Lara, del estudio de arquitectura P.Alps. ¿Vemos el resultado?

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