Catiana usaba esta buhardilla de 31 m2 de la casa de sus padres como dormitorio. Ya tenía acceso independiente, pero, a sus 23 años, decidió convertirla en su refugio particular de la mano del arquitecto Rafael Fullana. Ahora, pese a la falta de espacio, se ha convertido en una vivienda muy luminosa, agradable y práctica. ¡No le falta de nada! ¿Entramos?

 

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