De los años 70, pobre en detalles y de una sencillez extrema. Así era este piso de Barcelona antes de pasar por las manos de los arquitectos Ana Blanco y Fran Mengíbar. "Lo enriquecimos cambiando las ventanas de aluminio por unas de madera, lo pintamos en un arena clarito y pusieron suelos de roble natural", explican. Solo con esta base, este piso de menos de 100 metros cuadrados, situado en pleno centro de la Ciudad Condal, se llenó de luz y calidez. ¿Lo vemos?