Te separas. Tienes hijos ya adolescentes. ¿Qué quieres? Pues, la verdad, algo muy práctico: un dormitorio para ti, otro para los chicos, un escritorio (aunque sea mini) para trabajar, y por supuesto una cocina fácil (mejor si es muy fácil) de recoger. Ya si tienes comedor, te sientes el hombre o la mujer más feliz del mundo. ¿O no? Algo así le pasó al protagonista de esta historia y dueño de este encantador piso reformado en Barcelona.
"El estilo del piso es un poco nórdico, pero manteniendo la esencia. El suelo es madera natural un poco oscura, aceitada, con paredes muy blancas y techos altos. Lo que fue bastante importante fueron las carpinterías, en madera, imitando las ventanas antiguas, para no meter aluminio. Lo encargamos a un carpintero. Son muy seguras y muy gruesas, ¡pero en madera!", apunta Mireia, interiorista de Dröm Living, responsables de la nueva 'alma' de la vivienda.
Vemos que la cocina está abierta, es pequeña y sobria, con lo justo y necesario. ¿Para qué más? “Estaba así cuando llegó, y enfrente había un hueco. Decidimos que lo que mejor quedaba ahí era el comedor”, apunta Mireia, ¡y cuánta razón! Qué práctico y qué bien aprovechado queda este espacio.
Queda claro que, al menos para empezar otra vez, a estos 80 metros ¡no les falta nada!