Hubo un tiempo en que en esta pareja eran sólo dos. Y hubo un tiempo en que la madera oscura era lo más en decoración. Pero las cosas cambian y si nuestra vida evoluciona, la de nuestra casa, también. “En la época en la que se diseñaron estas viviendas –en una urbanización del pueblo de Arties, en el Vall d’Aran–, se asociaba el confort a la madera oscura. La percepción ha cambiado y ahora son las maderas claras las que cumplen esa función”, explica Carolina Juanes, la interiorista que ha reformado este piso en el Pirineo catalán, de cerca de 80 metros.
Veinte años llevaban sus propietarios disfrutándolo, hasta que se animaron a reformarlo. Normal: cuando lo compraron, eran una pareja joven y sin hijos, enamorados del esquí y de este lugar de paisaje fascinante. Pero después de dos décadas, y de haber pasado de ser dos a cuatro con sus dos hijas, sus gustos y necesidades habían evolucionado.