Desde pequeña he sido muy organizada y ordenada. Sin ir más lejos, confieso que dos veces al mes yo solita hacia motu propio "limpieza en mi habitación". A pesar de esto, no fue hasta hace uno pocos años que descubrí que existía esta profesión, y a mi mentora: Marie Kondo.
Durante 16 años me dediqué a la venta de aparataje médico, viajando por todo el mundo, casi sin parar. Cuando eres joven es fantástico porque todo es nuevo, conoces países, gente y aprendes cosas que nunca olvidas. Pero la cosa cambia cuando tienes hijos. Cuando nació Manuel, tuve que dejarlo tres meses en casa mientras seguía trabajando y viajando, y llegó un momento en que decidí que quería un cambio. Justo en el momento más indicado cayó el libro 'La magia del orden' en mis manos. Fue más que un regalo. ¡Fue una señal! A partir de ahí todo cambió: me fui a Estados Unidos para formarme con la gurú del orden Marie Kondo, con quien me sentí muy identificada desde el primer momento. Ella es la persona que, en cierto modo, cambió mi vida.
Cuando la ves por primera vez, enseguida te das cuenta de que tiene algo especial. Como una luz propia. Sonríe todo el rato, es delgadita, feliz, muy pequeñita en todos los sentidos y cuando sonríe no se le ven los ojos. A mí se me pusieron los pelos de punta. Transmite...
¿Cómo es el curso de Marie Kondo? Dura 4 días intensos. Empiezas a las 9h y terminas a las 18h y cada día tienes que sentarte en sitios diferentes para intentar conocer al máximo de personas posible. Es bastante caro y pagas casi todo: hotel, avión, desayunos, cenas... y el curso. KonMari Media sólo paga la comida.
Yo fui al curso porque Marie Kondo de alguna manera cambió mi vida, y quería conocerla y ver qué me transmitía. Te cuento algo para que te la imagines mejor: cuando firma un libro, cierra la tapa y con su mano hace como una 'O' en el sentido opuesto de las agujas del reloj. ¡Tiene mucho carisma!
En mi grupo, éramos 80 personas de todas partes del mundo, Colombia, República Dominicana, Italia, Polonia, Alemania, Dubai, Estados Unidos, Canadá... Había personas que se querían dedicar a la organización, maniáticas del orden, personas que sólo querían conocerla, y otras que, como yo, ya nos dedicábamos al orden.
Para mí, fue un aprendizaje intensísimo, conocí a personas maravillosas de todas partes del mundo que estaban allí movidas por la misma inquietud, pasión y curiosidad que yo.
Tras contaros mi experiencia, quiero compartir cinco cosas que aprendí de Marie Kondo y que son básicas para poner en orden tu casa y, de paso, tu vida.
1. Ordena por categoría para tomar conciencia
El descarte es una de las dos reglas básicas para poder ordenar bien. Si no descartas, seguirás teniendo el mismo espacio para el mismo número de pertenencias. Y esto se traduce en caos en menos de dos semanas.
Imagina que vamos a empezar a ordenar la ropa. Si no agrupas toda esa categoría en un mismo lugar, (y me refiero a absolutamente toda la ropa: abrigos, ropa interior, ropa de deporte, prendas verano e invierno, zapatos, etc.) y lo haces poco a poco por cajones, cajas o estancias, jamás serás consciente de la cantidad de cosas que tienes. La idea, es que tomes consciencia de todo lo que tienes y esto te ayude a decidir qué se queda y qué se va. Es decir, aprender a tirar o dar para ordenar mejor.
2. Doblado vertical para ganar espacio
Todo lo que se aguanta de pie se puede doblar en vertical. Esto es lo primero que dijo Marie Kondo sobre su técnica. Y así es. He hecho la prueba con varias prendas y ahora mis vaqueros los doblo y los guardo en vertical. El doblado consiste en conseguir un rectángulo con la prenda y hacer los pliegues necesarios según la altura del cajón o caja dónde los vamos a guardar.
El doblado vertical nos permite optimizar al máximo el espacio, poder ver enseguida lo que buscamos (incluso lo que no sabíamos que teníamos), facilita cogerlo y guardarlo de nuevo y, además, transmite sensación de orden, belleza y armonía. ¿Quién da más?
3. Un lugar para cada cosa
El caos y el desorden se crea cuando tienes mucha cantidad de una misma cosa y/o cuando no tienes un lugar concreto para cada una de ellas, sino que las vas dejando por cualquier rincón de casa. Suele ocurrir mucho por ejemplo con las gafas de sol, las pinzas para colgar la ropa, los bolígrafos... Que cada cosa tenga su lugar, junto al descarte, la otra regla básica del orden y de su mantenimiento.
4. Sigue un orden
Ordenar tu casa no solo es doblar, organizar y dejarlo todo bonito. Es un proceso de diálogo con uno mismo, a veces de enfrentarse a la razón y a los sentimientos (esto me lo regaló fulanito, esto me recuerda a ese día…). El proceso de decidir que se queda y qué se va tiene mucho que ver con mirar a tu interior.
Si sigues el orden que Marie Kondo propone, este proceso irá fluyendo poco a poco y será cada vez más fácil tomar esa decisión. Es como un entrenamiento, empiezas poco a poco para al final llegar al máximo rendimiento sin tanto esfuerzo. El orden que ella propone es, ropa, libros, papeles, komono (objetos varios) y valor sentimental. ¡Que empiece el festival del orden!
5. Quédate solo con lo que te haga feliz
Se me pone la piel de gallina cuando pienso en cómo Marie Kondo nos explicó esto, el porqué el libro se llama “La magia del orden” y en por qué su misión es organizar el mundo para desarrollar una sociedad que, a través de poner orden en sus hogares, vivan cada día rodeados de las cosas que de verdad les gusta y les hagan felices.
Cuando terminas de ordenar todos los espacios físicos, de repente, te das cuenta de que también has ordenado ciertas cosas en tu cabeza. La fórmula es:
Orden físico + orden mental= equilibrio
Al haber aprendido a categorizar, agrupar, ordenar y sobre todo decidir qué es lo que te quedas porque te gusta, te hace feliz y te transmite alegría, empiezas a darte cuenta de que hay otras cosas a tú alrededor que tampoco te gustan ni te hacen feliz, y entonces descubres cuál es la verdadera magia del orden…
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