Antes de que Marie Kondo llegara a nuestras vidas, nuestros armarios estaban llenos de ropa que no usábamos, teníamos las prendas mezcladas entre sí y la ropa solo se doblaba de una manera. Después de lo que hemos aprendido en sus libros y viendo sus programas de TV, ahora tenemos otra percepción del orden y muchos más conocimientos.
Porque Marie Kondo puso de moda el orden a nivel mundial y, quien más y quién menos, se apuntó a su método KonMari para tratar de organizar su casa. Y, a pesar de que hace unos meses la propia gurú japonesa confesara que mantener el orden en casa con tres hijos era misión imposible, las cosas que hemos aprendido con su método se quedan en nuestros armarios y nuestras vidas para siempre.
Marie Kondo nos ha enseñado a tirar
El método KonMari se basa en conseguir el orden tirando (o regalando) todo aquello que no usamos y no nos hace felices. Antes de ordenar hay que descartar. Parece muy sencilla la teoría, pero, a la práctica, nos cuesta deshacernos de los objetos más de lo que pensamos. A veces, por falta de tiempo o porque, realmente, nos apegamos a lo material, nuestras casas acumulan más objetos de los que deberían.
Marie Kondo apuesta por rodearte, básicamente, de los que te hace feliz. Ella lo resume en la ropa que te pones y que te gusta, los 30 libros que más te gustan, los papeles y documentos indispensables, objetos que realmente necesitas y pocos elementos de valor sentimental.
Nosotros lo hemos aplicado, en la mayoría de los casos, en la ropa, ya que lo más fácil es identificar la ropa que no te gusta, ya no te va bien, está pasada de moda o no encaja con tu estilo actual. Por eso, gracias Marie Kondo por hacernos mirar nuestros armarios con otros ojos.
Ha traído el doblado vertical a nuestras vidas
El doblado vertical es, sin duda alguna, la gran aportación de la japonesa al mundo del orden. Porque si tu marido y tus amigas doblan las camisetas en vertical, eso es gracias a Marie Kondo.
El doblado vertical consiste, a grandes rasgos, en doblar la ropa haciendo más pliegues, de modo que esta se mantiene en pie y se puede guardar en vertical (una junto a la otra) dentro de cajones, cajas o contenedores.
Este doblado tiene como principales ventajas que aprovecha mejor el espacio dentro de los cajones y te permite ver todo su contenido de un vistazo. Además, es más fácil colocar y coger las prendas así guardadas (mejor que en pilas) y transmite sensación de orden.
Nos ha enseñado a guardar por categorías
Una de las claves del método KonMari es organizar los objetos por categoría. Es decir que antes de ordenar hay que agrupar los objetos por tipo. Si es ropa, las camisas con las camisas, las faldas con las faldas... pero también con todo los demás elementos.
De este modo, puedes ver la cantidad de cosas que tienes de cada categoría y así poder calcular cuánto espacio necesitas para ellas. También ver si tienes elementos repetidos que puedes tirar y poder discernir si, realmente, necesitas tantos objetos que cumplen la misma función.
Y una vez lo tengas todo agrupado tienes que guardarlo juntos por categorías, En un armario eso se traduce en que las americanas van colgadas todas juntas y los jerséis doblados en las mismas baldas. Pero en el resto de la casa significa también que las bombillas se guardan todas en el mismo cajón, lo mismo que las gafas de sol, los trapos de cocina o el maquillaje, por poner algunos ejemplos.
Y a buscar un espacio para cada cosa
Una vez que has tirado lo que no usas y tienes todo agrupado por categoría, ha llegado el momento de buscar un lugar para cada cosa. Pero solo uno y siempre el mismo. Este gesto que puede parecer banal es crucial para, luego, mantener el orden en casa.
Establecer un lugar para cada cosa te ayuda a no pensar dónde tienes que ir a buscar ese elemento cuando lo necesitas, porque siempre está guardado en el mismo sitio, no en varios cajones de tu casa. Y, luego, te facilita el proceso de guardarlo, ya que solo tienes que devolverlo a su lugar.
Por todo esto, mil gracias Marie Kondo. Nuestra casa y nuestros armarios y cajones te estarán eternamente agradecidos.