La salubridad de nuestras casas cada día nos preocupa más. Al elegir los materiales o las piezas de mobiliario cada vez son más personas las que prestan especial atención a su origen, su proceso de fabricación, el material con qué se ha elaborado, su huella ecológica... Y todo para disfrutar de una casa más saludable y sostenible. Pero a veces, aún así, nuestra casa no presenta un buen estado de salud. Y nuestra calidad de vida se resiente por ello.

Ante esta situación, Montse Giménez, de Habitasana, recomienda asesorarse por un profesional especializado en Bioconstrucción, ya que pueden hacer un estudio completo de la vivienda –que suele hacerse en un solo día– y ofrecer en un plazo de unos tres días un diagnóstico. Y, con el diagnóstico, proponer soluciones y alternativas para mejorar la salubridad de la vivienda y corregir las posibles disfunciones.

Estos estudios pueden realizarse a la hora de adquirir una vivienda o plantearse una reforma, o una vez viviendo en ella si se detectan como recurrentes algunos de los síntomas mencionados en la galería. "Siguiendo los métodos tradicionales para la construcción, aprovechando los materiales nobles y de proximidad, teniendo el plano de geobiología acotado para evitar las zonas de alteraciones telúricas, trabajando muy conscientemente las aberturas de ventanas para garantizar una correcta ventilación y, a su vez, una perfecta hermeticidad en los cierres, consiguiendo unos buenos aislamientos de las fachadas para ayudar a un clima correcto y estable... podemos garantizar una vivienda que no nos agredirá en cuanto a lo que la salud se refiere", sostiene Montse.

"Si en las grandes ciudades los edificios se realizaran con morteros y materiales a base de cal, estaríamos creando multitud de pulmones que ayudarían a eliminar gran parte del CO2"

Entre estos materiales tradicionales, Montse destaca la cal y la arcilla, que ofrecen muy buenos resultados. "La arcilla es biodegradable, no emite tóxicos y proporciona aislamiento térmico, acústico y electromagnético, y una correcta ionización del aire al absorber y regular la humedad del ambiente. Actualmente ya existen soluciones constructivas prefabricadas como placas realizadas de arcilla y fibras naturales que sustituirían el pladur, morteros de arcilla que sustituirían los yesos rápidos, incluso pinturas". En cuanto a la cal, Montse destaca que es un producto natural, resultante de la cocción de una caliza más o menos pura y que es muy apreciada en la bioconstrucción gracias a sus múltiples propiedades. Por ejemplo, "es un gran regulador de higrometría, lo que regula la ionización del aire. Es un material con gran plasticidad y es resistente a los hongos y a las bacterias. Absorbe el CO2, por lo que mantiene una buenísima calidad del aire".

Precisamente, para evitar cualquier tipo de contaminación del aire interior de nuestra casa, Montse recomienda optar siempre por un mobiliario fabricando con piedras naturales, maderas nobles, barros y arcillas y asegurarse que estén fabricados como se ha venido haciendo tradicionalmente: con cola blanca, barnices o pinturas ecológicas al agua, aceites y ceras… Siempre que se pueda conviene evitar al máximo el plástico, el PVC y todo lo que intuyamos que contiene adhesivos, resinas y disolventes. Y es que, como resume Montse, "es probable que la vivienda sea la compra más cara que haremos en toda nuestra vida. Qué menos que sea la que nos proteja y no la que más nos enferme al concentrar en ella todos los tóxicos y patógenos, exponiéndonos y resignándonos a ellos teniendo la posibilidad de evitarlos".