Si crees que abriendo las ventanas un rato en casa, ya has purificado el aire, no podías estar más equivocada. Según la Fundación Europea de Enfermedades Pulmonares (en inglés European Lung Foundation), hay más de 900 compuestos en el aire del interior de nuestros hogares, es decir entre 2 y 5 veces más que en el exterior. Y es que, además de ácaros, polvo, bacterias o moho, en nuestras casas hay también lo que se llaman compuestos orgánicos volátiles (COV). ¡Pero no hay que alarmarse! Hay una serie de acciones que puedes llevar a cabo para reducirlos y que podáis respirar un aire más puro en vuestra casa.
Por supuesto que podéis haceros con un humidificador, deshumidificador o, incluso, con un purificador de aire. Sin duda, contribuirá notablemente a la mejoría de la calidad del aire. Pero también elegir muebles fabricados con materiales más ecológicos y naturales, como la madera, en detrimento de los que están fabricados con materiales plásticos, es un buen lugar por donde empezar.
Cambiar el tipo de productos de limpieza es otro de los pasos a seguir. Hay muchísimos remedios caseros para mantener tu casa reluciente sin contaminar el ambiente. El bicarbonato, el limón o el vinagre serán tus principales aliados. Los ambientadores químicos también cargan mucho el ambiente y, si quieres pintar tu casa, mejor hazlo con pinturas ecológicas, no tienen disolventes y están hechas con ingredientes de origen vegetal o mineral, como resinas, almidones, ceras, etc.
Y si quieres más, te damos todas las claves para que empieces, con pequeños gestos, a purificar el aire de tu casa y que sea de mejor calidad: