Culturalmente, muchos “hemos nacido con un pan bajo el brazo”. Y no nos referimos al significado acerca de la fortuna que lleva implícita esta frase del refranero popular, sino al hecho de que nos han educado a comer desde bien pequeños con un pedazo de pan a nuestro lado para acompañar cada comida. En nuestro país nunca falta este delicioso producto en cualquier buena mesa que se precie, aunque bien es cierto que la rutina diaria, los hábitos alimenticios o el hecho de vivir solos nos incitan a abandonar este saludable hábito, bien para evitar atracones (los más “panarras” sabrán de lo que hablamos) o bien porque no todos los días consumimos una barra entera de pan y acabamos tirándola a la basura.

Para evitar desperdiciarlo y tener siempre a mano un trocito de glorioso y modesto manjar que nos alegre las comidas solemos recurrir a meter los restos en el congelador. Esto no tiene mayor complicación, pero no ocurre lo mismo a la hora de descongelarlo. Seguro que más de una vez te has encontrado con un pan seco, duro y poco apetecible. Por suerte, y como existe remedio para casi todo, te vamos a desvelar una serie de pasos que debemos seguir para que el pan descongelado quede delicioso y súper esponjoso.

PRECAUCIONES PREVIAS PARA CONGELAR

Elige un pan adecuado para congelar

No todos los tipos de pan se congelan de la misma manera. Para obtener mejores resultados, selecciona panes con una textura densa y corteza firme, como baguettes, panes de masa madre, panes de centeno o chapatas. Estos panes retienen mejor su humedad y estructura durante el proceso de congelación.

Enfría el pan antes de congelar

Si acabas de hornear tú mismo el pan o lo has metido al horno para que esté calentito, pero quieres congelar lo que sobre, asegúrate de que esté completamente enfriado antes de meterlo al congelador. Si introduces pan caliente en el congelador, se condensará el vapor y lo convertirá en una textura gomosa y una corteza húmeda una vez descongelado. Deja el pan enfriar por completo sobre una rejilla antes de congelarlo.

Envuelve adecuadamente el pan

Un envoltorio adecuado es clave para mantener la calidad del pan congelado. Utiliza papel de aluminio, papel encerado o bolsas de congelación de alta calidad para envolver el pan. Asegúrate de eliminar todo el aire posible antes de sellarlo. Esto evitará la formación de cristales de hielo que afecten negativamente la textura del pan y que se impregne de olores de otros alimentos que estén en el congelador. Evita ponerlo cerca de carnes, pescados o mariscos para que no coja olor.

CÓMO DESCONGELAR EL PAN PARA QUE QUEDE ESPONJOSO

La forma en que descongeles el pan también es crucial para preservar su frescura. Dependiendo del tiempo que tengas y de los electrodomésticos que quieras utilizar, hay diferentes formas de descongelarlo. ¡Toma nota!

Si tienes tiempo suficiente, esta es la mejor opción:

Si tienes suficiente tiempo, es preferible no descongelar el pan a temperatura ambiente, ya que esto favorece el crecimiento de bacterias y hongos. En su lugar, retira el pan del congelador y déjalo descongelar dentro de la nevera durante varias horas o durante la noche. De esta manera, el pan se descongelará de manera uniforme y mantendrá su textura intacta.

Después, para devolver la textura crujiente y el aroma característico del pan recién horneado, refresca el pan en el horno antes de servirlo. Precalienta el horno a 180°C, humedece ligeramente la superficie del pan con agua y hornéalo durante unos 5-10 minutos. Esto reavivará la corteza y hará que el pan esté listo para disfrutar.

Si vas con el tiempo justo y quieres descongelarlo al horno:

En este caso, deberás precalentarlo a 200ºC. Mete la barra de pan durante cinco minutos. Una vez pasado este tiempo apaga el horno. No abras la puerta y déjalo reposar otros cinco minutos. Más tarde, saca el pan, ponlo sobre una rejilla y déjalo a temperatura ambiente otros cinco minutos más antes de consumirlo.

Si eliges el microondas:

Esta opción también es para los que van con prisas. En este caso, envuelve el pan que quieras descongelar con un paño limpio y húmedo, o con una servilleta mojada. Tan solo deberás calentarlo 15 segundos y comprobar si está descongelado. Si no es así, mételo otros 15 segundos más. Ten muchísimo cuidado de no dejarlo más tiempo del indicado si no quieres que se convierta en una masa negra y chamuscada.

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