En breve tocará hacer el cambio de armario. Esto quiere decir que debemos tener a punto ciertos aspectos para conseguir un armario como nuevo. Entre algunos detalles que no pueden faltar están las cajas organizadoras, separadores de camisetas, fundas de abrigos… Y por supuesto, una buena limpieza de prendas que ya no usamos y que es mejor donar.
Pero en el armario tampoco falta, por norma general, la naftalina. Hablamos de esas bolitas de color blanco que se añaden en el armario para evitar que se acerquen las polillas y, además, proporcionan aroma. Sin embargo, su olor es bastante fuerte y algo desagradable. De esta forma, con los años han ido apareciendo otras alternativas a este sólido blanco tan común.
Para qué sirve la naftalina
La naftalina es un químico que se lleva usando desde hace muchos años para proteger las prendas de ropa de las polillas. Las polillas pueden llegar a causar pequeños agujeros en los tejidos. Por lo general, llegan desde una prenda infectada y se alimentan de fibras naturales como la lana, seda, lino o, incluso, también algodón o fibras sintéticas.
Otros usos de la naftalina
- Contra el moho. Las bolas de naftalina se pueden usar para absorber la humedad de muebles.
- Como antioxidante. La naftalina es un buen antioxidante por lo que es muy útil en metales como la plata. Su utilización evita que adquiera un tono oscuro.
- Como repelente. La naftalina repele las polillas y también otros insectos como las cucarachas, e incluso otros animales como ratones, o palomas.
Inconvenientes del uso de la naftalina
La naftalina, como te hemos comentado al inicio, tiene un aroma un poco fuerte. Si, además, no ventilamos las habitaciones donde coloquemos este producto químico, puede incluso perturbar al sueño e irritar las vías respiratorias.
Además, hay que tener cuidado con estas bolas porque, debido a su tamaño, pueden ser peligrosas para los niños y mascotas. Para prevenir esto, lo mejor es guardar las bolas de naftalina en un recipiente hermético, o buscar otras alternativas.
Alternativas naturales a la naftalina
Hojas de lavanda
Es el remedio más utilizado en los últimos años para aromatizar el armario y ahuyentar a las polillas. Para hacer tu propia bolsita, simplemente coge unas cuantas ramas de lavanda. Luego, seca la lavanda y deja solo las flores. Guarda en pequeños sacos de algodón, y ¡listo!
También puedes comprar los saquitos ya preparados. En Amazon, el pack de 10 saquitos con flores de lavanda seca tiene un PRECIO de 12,90 €.
Piel de limón y naranja
La piel de naranja y limón también actúa como repelente. No obstante, hay que dejar secar muy bien estas pieles al sol antes de colocarlas en los sacos de algodón. De esta forma, evitaremos que se pudran con humedad y que generen manchas o malos olores en la ropa.
Madera de cedro
La madera del cedro es también un repelente ideal para las polillas. Las bolas de cedro se pueden conseguir fácilmente en droguerías o en tiendas de productos del hogar. A veces se acompañan estas bolas de aceite esencial de madera de cedro para potenciar su aroma en el armario.
En Zara Home venden estas bolitas de madera de cedro como repelente natural. Vienen presentadas en un pack de 16 unidades y con una bolsita de algodón natural ajustable. Su aroma tiene una duración de 6 meses y cuesta en la web de Zara Home 6,99 euros.
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Hojas de laurel
Las hojas de laurel son otra alternativa a la naftalina. Tan solo hay que dejar secar las hojas de laurel y repartirlas por los armarios. Estas hojas, una vez secas, se rompen con facilidad por lo que es mejor meterlas en bolsas de tela.
Pimienta negra
Es un difusor de aroma para el armario muy asequible y natural. Para ello, hazte con unas bolitas de pimienta y tritura un poco. Luego, guarda la pimienta negra en saquitos de algodón y deja entre la ropa o en el fondo del armario. Es cierto, que la pimienta negra desprende un aroma un poco fuerte, pero para nada es tóxico. Eso sí, ten cuidado al manipular la pimienta, ya que si te la llevas a los ojos puede irritar un poco. Simplemente lávate las manos después de cada uso.
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