Trucos y consejos hacer que la ropa del armario huela mejor que bien

Intentando que nuestra ropa huela mejor, podemos cometer el error de poner demasiado detergente o suavizante en la lavadora. Estos excesos a veces no se elimina adecuadamente si usamos programas cortos que no tienen un aclarado muy completo o con temperaturas bajas. Con el tiempo todos estos residuos pueden ser fuente del mal olor. Además en las toallas y fundas de cojines se acumulan muchas baterías y deberían lavarse a como mínimo a 50ºC.

Es otra gran fuente de problemas. No podemos poner allí ropa húmeda. Las toallas o la ropa de deporte deben lavarse inmediatamente después de usarlas o dejarlas secar antes de ponerlas con la otra ropa en el cesto.

Es obvio que no podemos limpiar con utensilios sucios y eso nos ocurre con la lavadora si no hacemos un mantenimiento adecuado. Si crees que el foco de olor esta ahí, toca hacer una limpieza a fondo: limpia el filtro, las gomas de la puerta y el cajetín (sácalo y limpia también el espacio donde va encajado). Después prepara un lavado largo y a máxima temperatura añadiendo en el 3/4 de litro de vinagre blanco en el compartimento del jabón. Aquí te decimos cómo limpiar la lavadora.

Nunca dejes la ropa dentro de la lavadora y siempre que el tiempo y el espacio lo permita intenta tender la ropa blanca sol: es un desinfectante natural. Siempre que las prendas no se destiñan, claro. Está especialmente indicado para las toallas. Exponerlas al calor de la secadora también es una opción. Si te has despistado y la ropa se ha quedado sin tender, no hay otra que repetir el lavado. 

Este es otro de los problemas más frecuentes cuando ya no hace tanto calor y tenemos la ropa secándose durante días... Repasa bien toda la prendas antes de plegarla y ponerla en el armario. No exageramos, una pieza húmeda dentro de un cajón contaminará de olor el resto de prendas. Asegúrate que bolsillo, gomas, cuellos, puños, dobladillos están bien secos. La ropa tejana puede ser un suplicio, puede empezar a oler a humedad antes de acabar de secarse. Si no tienes secadora, usa un secador o la plancha para dejarlos totalmente secos. 

Y tampoco coloques ropa sucia dentro del armario. Si te sacas una prenda que vas a reutilizar, como los vaqueros o una camisa que has usado poco rato, siempre es mejor dejarla ventilar fuera del armario. El armario en sí, como nuestra habitación, también necesita airearse. Así que déjalo abierto de vez en cuando. 

Si esto ocurre, el causante suele ser la humedad. Los armarios de obra sin forrar suelen tener este tipo de problemas con más frecuencia, también aparecen en las segundas residencias cerradas durante días o semanas, y en los armarios colocados en la pared que da al baño (todavía es más probable que aparezca si tras la pared está la bañera o la ducha). Forrarlos de madera (incluso dejando una pequeña cámara de aire) o cambiarlos de sitio puede ser una opción. Si el problema no es una humedad evidente podemos tomar otras soluciones.

Vacía todo el armario y límpialo a fondo. Puedes usar zumo de limón, vinagre de manzana o aceite esencial de árbol de té diluidos con agua, para desinfectar y después ventilar y dejar secar bien. Si los problemas de humedad son pequeños hay trucos caseros que puedes probar para neutralizar el olor a cerrado: pon unos granos de café en bolsitas o pequeños recipientes, por ejemplo. El bicarbonato también neutraliza los olores y la sal de roca o gorda atrapa la humedad, igual que el arroz. Pero estas soluciones son para pequeños problemas: si hay zonas deterioradas por la humedad no suele haber parche que valga, hay que tomar otras medidas más drásticas.

Los armarios abiertos y los vestidores suelen tener menos problemas de olores y de humedad, pero esta solución no siempre nos gusta y no siempre es posible. Además tienen un lógico inconveniente, la ropa también se ensucia más. Las cestas y los estantes pueden ser una alternativa a los cajones, que son los que más sufren del olor a cerrado, pero, nuevamente, no son funcionales en todos los casos...

Ahora que ya hemos descartado o desactivado las fuentes del mal olor, podemos hacer que nuestra ropa huela muy muy bien. La solución más clásica es colocar saquitos de olor en los cajones o colgados de las perchas. Hay infinitas opciones a la venta. También puedes encontrar papeles perfumados (y decorados) para poner en el interior de los cajones y en los estantes. Y si te preocupan las polillas opta por bolas de madera de cedro. Las virutas de esta madera también funcionan (y hacerte el interior del armario de este tipo de madera es una idea muy acertada). 

Los de lavando son un gran clásico, pero puedes usar la planta aromática que más te guste o los típicos popurrís de olor. Lo ideal es que los saquitos sean de tela de algodón o lino. Pero a falta de saquitos una media muy opaca también puede sacarte del apuro. Si además de aportar olor quieres que absorban un poco la humedad y los olores, ánade un puñadito de sal gorda y un par de cucharadas de bicarbonato.

Son otra opción clásica para añadir en los cajones cuando queremos aportar esa sensación de "olor a limpio". Es mejor no colocarlos directamente sobre la ropa. Algunos desprenden olor incluso envueltos pero puedes ponerlos también dentro de algún saquito de tela. Si usas normalmente jabón en pastilla, puedes reciclarlos para aromatizar dentro de las bolsitas cuando ya estén pequeñitos. Además, si los rayas, todavía desprenderán más aroma.

El suavizante de la ropa, tu gel de ducha, el del pelo, cremas hidratantes, desodorante, perfume...  ¿Cuál será el resultado de toda esta suma? Se acaban mezclando tantos olores diferente que podemos obtener un aroma raro o indefinido o indeseado. Una idea: impregnar algodones desmaquillantes con la versión de colonia de tu perfume y ponerlos dentro del armario y los cajones. No los pongas entre la ropa (como sale en algunos trucos) porque pueden mancharla, mejor dentro de algún recipiente agujereado.