Las paredes parecen invencibles, sobre todo las blancas, tan llenas de luz. Pues justo las paredes pintadas de blanco son las más peligrosas, un mínimo roce o rasguño, y ya están manchadas. Y, aunque sabemos que, nada más, veas una mancha en la pared, ya vas directa a limpiarla, nos gustaría darte algunas claves para hacerlo de la manera correcta, para que queden impecables sin estropear la pintura ni poner en riesgo su acabado.
Paso a paso para limpiar las paredes sin estropear la pintura
Mantener las paredes limpias es clave para conservar la apariencia de tu hogar, pero aún lo es más el tener cuidado mientras se limpian para no traerte la pintura y ocasionar un daño más grave. Para que esto no te pase, te contamos, a continuación, todo lo que necesitas y el paso a paso que debes seguir para limpiar tus paredes de manera efectiva y sin estropear la pintura:
Materiales que vas a necesitar
- Paños de microfibra suaves
- Esponjas no abrasivas
- Cubo con agua tibia
- Jabón suave
- Vinagre blanco de limpieza
- Cepillo de cerdas suaves
- Plumero de microfibra
- Papel de cocina absorbente
Limpiando paredes blancas.
Pasos para limpiar las paredes sin dañar la pintura
- Paso 1. Antes de mojar la pared, es importante retirar el polvo acumulado. Para ello, pasa un paño de microfibra limpio y seco por la superficie de la pared suavemente. Si la pared es muy alta, usa mejor un plumero de microfibra con mango extensible para llegar bien sin tener que coger una escalera.
- Paso 2. Ahora, vas a preparar la solución limpiadora que vas a utilizar. Para ello, llena un cubo con agua tibia y añade unas gotitas de jabón suave. Asegúrate de que no sea un jabón muy concentrado, ya que podría afectar al acabado de la pintura. Incluso, podrías usar una opción más natural y elaborar esta solución mezclando a partes iguales agua tibia y vinagre blanco de limpieza (es muy bueno para eliminar manchas y no es agresivo).
- Paso 3. Cuando ya tengas tu limpiador listo, antes de limpiar toda la pared, te recomendamos que hagas una prueba en una pequeña área que no se vea mucho, como detrás de un mueble o en una esquina. De este modo, podrás asegurarte de que la solución no reaccione negativamente con la pintura, decolorándola o haciendo que se desprenda.
- Paso 4. Cuando ya te pongas con la limpieza de toda la pared, empieza siempre desde la parte superior y trabaja hacia abajo. Esto evitará que el agua y la solución de limpieza escurran sobre áreas ya limpias, formando rayas o manchas.
- Paso 5. Usa un paño de microfibra húmedo con la solución preparada para limpiar las paredes dando movimientos suaves y circulares. Evita frotar con demasiada fuerza, especialmente en áreas con pintura mate o poco resistente.
- Paso 6. Si te encuentras con una mancha más peleona, usa un cepillo de cerdas suaves, mójalo en el limpiador y aplica una ligera presión sobre la mancha, pero sin frotar en exceso.
- Paso 7. Una vez que hayas terminado de limpiar toda la pared, debes secarla rápidamente para evitar que la humedad penetre en la pintura. Para ello, puedes usar un papel de cocina absorbente.
Consejos para mantener tus paredes impecables
Además de seguir el paso a paso anterior al pie de la letra, también te recomendamos que tengas presentes estos tres consejos adicionales:
- Evita productos químicos fuertes: Los limpiadores a base de amoníaco, lejía u otros químicos abrasivos pueden dañar permanentemente la pintura. Siempre opta por soluciones suaves.
- Limpia las manchas de inmediato: Las manchas recientes son más fáciles de eliminar que aquellas que han estado en la pared por un tiempo.
- Límpialas periódicamente: Para evitar la acumulación de polvo y manchas difíciles, limpia tus paredes cada 3-6 meses.