Colocar los sofás según la planta es la clave para rentabilizar hasta el último metro de tu salón. ¿El mejor consejo? Distribuye tus muebles y complementos a tu manera de vivirlo.

¿Cuál es el tamaño mínimo para que un salón resulte funcional? La percepción y el uso del espacio es subjetivo pero existen normativas sobre habitabilidad que regulan este concepto y nos marcan unos mínimos. Siguiendo estas cifras, para una pareja un salón de menos de 15 m² se consideraría muy pequeño, pero entre entre 15 y 20 m² es pequeño pero suficiente si se aprovecha bien. A partir de ahí, habría que sumar 2 m² al salón por cada habitante más de la casa. Así, para un matrimonio con un niño la superficie mínima de salón sería de 22 m², para una familia de 4 miembros de 24 m², etc.

Dime cómo vives y te diré cómo es tu salón

Una vez conocidas las medidas mínimas “ideales”, la primera pregunta a la hora de decorar un salón pequeño es: ¿cómo coloco los sofás? Y la respuesta es sencilla: depende de tu estilo de vida. De si lo usas para tumbarte a ver la tele, para recibir visitas, para leer, si comparte espacio o no con el comedor, etc. La ubicación de los sofás, y del resto de muebles, debe respetar tu manera de vivir el salón.

¿Con niños o con invitados?

Los salones distribuidos en “L” permiten liberar un espacio en el centro para jugar con los niños, pero son incómodos para sentarse con una visita a tomar un café (no puedes situarte frente a tus invitados). Los sofás colocados en paralelo o formando un cuadrado visual (con un par de butacas cerrando el estar) fomentan la comunicación, y crean una disposición de asientos fantástica para conversar con las visitas. Como contrapartida, estos salones resultan poco flexibles y generan una excesiva división en el espacio.

Una idea para sacarles más partido es colocar un mueble bajo con estanterías tras el sofá que no se apoya en la pared: le darás protección al asiento y tendrás una zona de juegos o rincón de lectura.

Para salones muy alargados

La tercera opción es disponer un único sofá en línea. Es una distribución ideal para aprovechar un espacio de geometría alargada y te permitirá disfrutar de largas sesiones de cine en familia. Eso sí, la distancia entre la pared del sofá y el mueble del televisor no debe ser nunca inferior a 2,4 metros.

Más fácil: cuadrado o rectangular

Es más fácil decorar un salón de forma cuadrada o rectangular que uno irregular. Columnas, paredes en diagonal y plantas estrechas y alargadas plantean problemas que hay que saber solucionar.

Si tu salón tiene columnas de la estructura, busca la manera de incorporarlas al espacio de forma armoniosa. Puedes aprovechar para alinear con la columna un mueble (de la misma profundidad): aprovecharás el hueco como almacenaje y tendrás como resultado un espacio regular.

Si tu salón tiene paredes inclinadas coloca mobiliario poco voluminoso en la parte más estrecha y ubica el comedor allí donde se ensancha. Distribuye el mobiliario pegado a las paredes que forman ángulos rectos y deja la pared inclinada con pocas piezas y bien centradas para evitar ángulos desaprovechados.

Si tu salón es muy alargado, separa bien los usos: en la zona más iluminada coloca el comedor o una zona de lectura, en el centro los sofás y el televisor y, si queda sitio libre, proyecta un área de juego para tus hijos. Para minimizar el efecto pasillo elige mobiliario alto y estrecho. Con muebles bajos y alargados solo conseguirás potenciar el efecto “tubo”.

Los enemigos de un salón pequeño

Son los muebles que no se adaptan a tus necesidades, las lámparas que delimitan el espacio en exceso, una iluminación poco flexible y un mal uso del color. Equipa el salón con un mobiliario adecuado al uso habitual y no pensando en actividades puntuales.

¿Lo mejor? Los muebles adaptables.

Por ejemplo, un mueble de televisor largo y bajo que, con unos cojines, se convierta en un sofá de apoyo al principal para visitas eventuales.

O dos mesitas auxiliares a lado y lado del sofá que, juntas, se conviertan en una mesita para café.

Evita las lámparas colgantes: determinan mucho el uso del espacio y no permiten cambios en la distribución. La iluminación general debe ser homogénea y poco intensa, con lámparas orientables o incluso desplazables, para poder adecuar la luz a cada necesidad.

Y en cuanto al color, pinta las paredes claras y el techo, en un tono distinto pero también claro, porque el claroscuro de la luz natural o el contraluz de la artificial ya lo oscurecerán bastante.

¿Tienes alguna idea más para hacer de un salón pequeño, un lugar ideal? Coméntanosla en los Comentarios de este artículo. ¡Gracias!