Pia Capdevila: "Adiós al cabecero en un dormitorio pequeño, este es mi secreto para ganar espacio y estilo"

Al usar diferentes capas de ropa de cama, como sábanas, mantas y cojines, se crea un efecto de profundidad que hace que la cama ocupe menos espacio visualmente.

"El secreto de una cama bien vestida está en las capas. Coloca las almohadas de uso nocturno como base y cúbrelas con fundas a juego con las sábanas. A continuación, añade dos almohadas decorativas más grandes (de 60 x 60 cm, por ejemplo) y sitúalas verticalmente contra el cabecero. Frente a estas, suma dos cojines rectangulares más pequeños para dar un toque sofisticado y cómodo", dice Pia.

"El primer paso para integrar un murete como cabecero es elegir los materiales adecuados", sugiere Pia Capdevila. La clave está en mantener la coherencia con el resto de la decoración de la habitación. Opta por materiales y acabados que ya estén presentes en el espacio, como "madera natural, lacada o incluso un acabado de pared de yeso pintado". 

Si vistes la cama en la misma gama cromática de la pared –ya sabes que lo ideal en espacio pequeños son los tonos claros o neutros, como blancos, beige o grises–, la cama se integrará mejor con el resto del espacio. Esto crea una continuidad visual que hará que la habitación parezca más grande y más abierta. Los colores claros reflejan la luz, lo que genera una sensación de mayor amplitud.

"Una cama bien vestida depende en gran medida de los detalles: elige materiales de calidad, mezcla texturas (como lino, terciopelo o algodón) y experimenta con tonos neutros o paletas complementarias para añadir un toque de personalidad", apunta la decoradora.

Para aprovechar al máximo un murete, es esencial pensar en sus usos desde el principio. Como sugiere Pia Capdevila, "una excelente forma de hacerlo es incorporando elementos funcionales, como las mesitas de noche o una repisas para libros y objetos decorativos. Si optas por repisas, asegúrate de que tengan al menos 10 cm de profundidad para que sean realmente útiles. Y si prefieres integrar mesillas, necesitarás un fondo de entre 30-35 cm".

Con tonos discretos y capas ligeras, como edredones o colchas que no sean demasiado pesadas, evitarás que tu dormitorio se vea recargado y, por tanto, se ampliará la percepción del tamaño.

Apunta este truco de Pia: "Oculta las almohadas de uso nocturno bajo el edredón y coloca unas decorativas encima. Te ahorrarás un juego de cojines y será más cómodo a la hora de hacer y deshacer la cama"

Una de las grandes ventajas de los muretes a modo de cabecero es que su repisa se convierte en una base ideal para colocar una composición de espejos. "No solo aportan un toque decorativo, sino que también reflejan la luz y amplían visualmente el espacio", dice Pia.

Al vestir la cama con capas de diferentes tonos y texturas, especialmente si se utilizan colores de contraste como un edredón oscuro con cojines claros o viceversa, se crea un punto de atracción visual en el dormitorio y el resto del espacio queda más despejado. 

"Coordina en cuanto a color y material las almohadas inferiores con la sábana bajera ajustable, y elige fundas para las almohadas superiores que vayan a juego con el edredón o colcha. Esta combinación crea armonía visual y añade profundidad", nos aconseja Pia.

El objetivo es que el murete se mezcle de manera discreta con la pared, que quede perfectamente integrado, ya que esa uniformidad te ayudará a que tu dormitorio no se vea más pequeño de lo que realmente es. Fíjate como lo hizo Pia Capdevilla en este caso: diseñó un cabacero de DM que, no solo se pintó en el mismo color que la pared, sino que, además, se decoró con cuarterones de una tela de la misma colección que el papel pintado que cubre el frente de la cama.

"Utiliza plaids y fundas nórdicas reversibles para dar dinamismo a la cama. Dobla las piezas estratégicamente para que muestren ambos lados. Coloca la parte lisa y clara en la base de la cama para crear un fondo neutro, y luego despliega una cara con textura o en un color más intenso en la parte superior para añadir contraste. De esta manera, puedes jugar con capas y volúmenes, consiguiendo un look sofisticado y lleno de interés, sin necesidad de añadir demasiados elementos", dice Pia.

Este dormitorio es un ejemplo perfecto de que un murete a media altura es un elemento ideal para delimitar la cama del resto de la habitación: ayuda a organizar visualmente el espacio y logra que la estancia se perciba más amplia y ordenada. 

"El murete es perfecto para crear un diseño personalizado, ya que puede adaptarse a las medidas y necesidades específicas de cada habitación. Sin embargo, al ser una pieza fija, es crucial planificarlo y pensarlo muy bien para que aporte funcionalidad y estética", dice Pia.