¿Por qué siempre tres?
Es casi casi un número mágico en decoración (y no hablamos solo de decoración de salones). A la hora reunir objetos los impares y, concretamente los tríos, siempre quedan bien: uno es solitario, dos demasiado simétrico y tres tiene el dinamismo justo. Y lo mismo pasa con los colores.
¡Y ojo! que cuando hablamos de color no solo nos referimos a la pintura de las paredes. En el salón, el color de las piezas principales, como el sofá o la alfombra, pueden "manchar" más que la propia pintura. Y los cojines y los complementos, son pequeños pero poderosos. Así que tenlo en cuenta cuando elijas el trío que reinará en tu salón.
Todo queda en casa
A la hora de combinar colores lo que nunca falla es jugar con varias tonalidades de una misma gama. Es lo que se llama una mezcla armónica. Un blanco, un beige y un tostado o tres azules de distinta intensidad siempre quedan bien aunque no sea la apuesta más arriesgada del mundo.
Es la mejor opción para que tu salón sea atemporal y siempre perfecto. Lo mejor es que elijas la tonalidad más clara para las paredes, la intermedia para las piezas grandes, como los sofás, y la más oscura para los complementos.
Los opuestos se atraen
Si en lugar de buscar la armonía quieres ponerle un poco de contraste a tu salón, entonces lo mejor es que optes por dar protagonismo a dos colores opuestos en la rueda del color, es lo que se conoce como tonos complementarios. Porque aunque son muy distintos se compenetran y compensan muy, pero que muy, bien.
Piensa sino en una combinación blanco y negro o de rojo y verde. Son tan diferentes que juntos se resaltan mutuamente. En esos casos el tercer color en discordia se convierte en, casi casi, el más importante. Con blanco y negro, por ejemplo, necesitas un color que levante y de vidilla al trío como un amarillo o un turquesa. Si optas por verde y rojo, en cambio, lo que hace falta es un poco de calma, así que apuesta por un beige o un gris clarito.
Colores con alma de diva
Cada cierto tiempo hay un color que está en boca de todos. Puede ser porque lo elige Pantone como color del año, como este año el Living Coral o el año pasado el Ultra Violet, o porque de la moda da un salto a la decoración como el azul denim o el millenial pink.
¿Qué como lo metes en casa? Pues con cuidado y mucho cariño. Lo más fácil es usarlo como color de contraste para lo más pequeño, siempre que te quede bien con los otros dos tonos de tu decoración. Si la base es bastante neutra es más fácil que sea así. El Greenery por ejemplo, puede dar un aire natural y fresco a tu salón junto con tostado y blanco, por ejemplo. Si prefieres el azul denim, tendrás un toque sofisticado con una base blanca o gris y un poco de amarillo.
Y si tienes dudas
- Haz una prueba antes, pero en diferido. Puedes comprobar como quedan distintas combinaciones haciendo una especie de moodboard inspiracional.
- Coge muestras de pintura, retales de tela, catálogos... y crea una composición, como si fuera un collage. Es la mejor manera de visualizar si encajan o no.
- Desde el móvil (o la tablet) con apps como la Visualizer 3.1 de Bruguer. Puedes ver el resultado de la combinación de colores sin coger el rodillo. Basta con hacer una foto del espacio que quieres transformar y hacer pruebas hasta dar con la tuya.
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