Hay más vida más allá del armario en el dormitorio. Sí, es la pieza básica del almacenaje, pero hay otras soluciones que pueden complementarlo o, si el espacio es escaso, incluso sustituirlo. ¿Por qué apostarlo todo a una sola pieza? ¡Divide y vencerás!
Armario, un básico del almacenaje
A no ser que cuentes con un dormitorio muy pequeño, donde apenas te cabe la cama y poco más, búscale un sitio al armario. Es la pieza que ofrece mayor capacidad de almacenaje. Es más, siempre que puedas, planifícalo a medida, así aprovecharás cada centímetro útil. Alárgalo hasta el techo y suma un espacio extra para guardar. Y, si puedes, dedícale todo un paño de la pared, por ejemplo, el de pie de cama. Eso sí, para que sea cómodo, se recomienda que mida entre 55 y 60 cm de fondo.
Píntalo igual que las paredes y se integrará más y mejor en la decoración y, además, aligerarás su peso visual. Otra opción es elegir las puertas con lunas de cristal o, incluso, de espejo.
Cómoda, el complemento perfecto
Si el armario es el caballero del almacenaje, la cómoda es su fiel escudero. Suelen ser menos profundas que un armario –entre 40 y 50 cm– y resultan muy prácticas para tener en orden y más a mano la ropa doblada. Desde camisetas y jerséis hasta la lencería o los pequeños complementos, como foulards o guantes.
Si cuentas con espacio, son un complemento muy útil, ya que liberas parte del armario y puedes dedicarle más centímetros a la ropa colgada, por ejemplo. Y en el caso de no tener suficiente espacio para contar con un armario, son un buen sustituto. Aunque deberás buscar una alternativa para la ropa colgada, como los percheros tipo burro o las barras para colgar, como la original propuesta de la imagen.
Chifonier, guardar a lo alto
Es el pariente estilizado de la cómoda. Y es que si bien las cómodas son más anchas que altas (suelen medir unos 60 cm de ancho), los chifoniers se caracterizan por ser más bien estrechos y altos, siendo una opción perfecta para dormitorios pequeños o para aprovechar un pequeño rincón.
Al contar con cajones más estrechos, son muy prácticos para tener a mano lo más pequeño que, además, suele ser lo que se desordena más.
Baúles y bancos, prácticos dos en uno
Para guardar, como repisa y a modo de práctica descalzadora. ¿Qué más se puede pedir? Además, son piezas que resultan decorativas por sí solas, por lo que además de ofrecer espacio extra de almacén, ofrecen un plus de personalidad al dormitorio.
Si eliges un banco siempre será más práctico con cajones o tipo arcón: así aprovechas el interior para guardar desde mantas y edredones hasta cojines o esas piezas de temporada de poco uso.
Aprovechar la pared del cabecero
¿Necesitas espacio extra para guardar? ¿Y si aprovechas la pared del cabecero para almacenar en vertical? Mira esta pared con otros ojos y sácale partido. Piénsalo: suele ser un espacio totalmente desaprovechado. Las opciones son muchas y dependerán de tus necesidades.
¿Quieres un armario extra? Planifica una estructura tipo puente con armarios y verás cómo el almacenaje del dormitorio se multiplica sin restar espacio útil. ¿Te encanta leer antes de acostarte? ¿Por qué no aprovechas esta pared con unas prácticas baldas a modo de librería donde tener a mano tus lecturas favoritas?
Camas tipo arcón, un armario en horizontal
Parece una exageración pero no lo es, ya que podrás aprovechar casi la totalidad de lo que mide la cama para guardar en su interior. ¿Y lo mejor? Es un sistema de almacenaje invisible. Además, aprovechas un espacio que de otro modo estaría acumulando polvo.
Una alternativa a las camas tipo arcón son las que integran cajones, pero no son recomendables en dormitorios pequeños, ya que alrededor de la cama deberás contar con al menos los centímetros que mide el cajón para poder deslizarlo sin problemas.
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