La cocina y el blanco no solo son un matrimonio de conveniencia, sino que se llevan a las mil maravillas. El blanco aligera el peso visual de los armarios (y en la cocina suele haber muchos), da sensación de amplitud y transmite higiene, cosa que en esta estancia se agradece.
Sin embargo, hay vida (y mucha) más allá de este color. ¡Incluso si tu cocina es pequeña! En paredes, muebles o en algunas piezas de mobiliario, como las sillas del office, apostar por el color en la cocina puede ser un gran acierto. No solo le darás personalidad y un carácter único, sino que con el color transformarás un espacio funcional de la casa en una activo decorativo. Inspírate en nuestras propuestas y descubre qué papel quieres que juegue tu cocina en casa.
Muebles a todo color: ¡atrévete!
Antes de decidirte por unos muebles de color, debes estar seguro. Porque elegir un mobiliario con color transformará de manera radical tu cocina. Imagina una cocina con muebles blancos y ahora la misma pero con un mobiliario verde menta. La noche y el día, ¿verdad? Ten en cuenta que en una cocina, el mobiliario tiene mucha presencia, de hecho suele ser la estancia que reúne más muebles por m2. De ahí que elegir muebles de color sea una decisión, literalmente, de peso.
Los colores pastel, los tonos piedra o los amarillos pálidos y arenas deslavados son una manera de colorear de manera "discreta" tu cocina. Pero si la timidez no va contigo y buscas un efecto más extremado, el verde oliva, el gris antracita, el negro o incluso el rojo son opciones que darán un look de lo más auténtico. Eso sí, mejor apostar por el blanco para las paredes.
Si tienes una segunda residencia puedes usarla como "campo de pruebas" para descubrir tu tolerancia al color o hacer "experimentos decorativos". Así, si tienes un apartamento de playa, ¿por qué no atreverte con el azul? Por su vinculación con el mar es una apuesta segura que creará una atmósfera refrescante, informal y de esencia marinera muy en sintonía con el entorno. En una casa en la montaña, por el contrario, los tonos cálidos, como el rojo burdeos, o el verde más british crearán un ambiente acogedor y con un punto sofisticado. ¿Y en el campo? Los colores vinculados a la naturaleza, desde los ocres y tierra hasta los verdes serán una buena opción.
Con cuentagotas: para piezas escogidas
¿Quieres darle una oportunidad al color pero no te atreves con el mobiliario? Úsalo con cuentagotas. Las sillas del office, la isla de la cocina, una alacena, unas baldas, la encimera... Salpica la cocina con notas de color y observa cómo el espacio cambia. Por ejemplo, si tu cocina es blanca, el contraste con el negro (sí, sí, negro) crea espacios elegantes y personales, además, es un dúo que es tendencia. En función de cómo de marcado quieras el contraste, puedes usarlo solo en unas baldas o en las sillas del office o incluso en la alacena. Tú decides cuál es el límite y hasta dónde llegar.
Otra opción es reservar el color para el suelo, las paredes o una pared. Es una manera fácil y rápida de colorear una cocina blanca y, a la vez, darle un plus de originalidad. Si optas por destacar una sola pared, puedes atreverte con un color más extremado, en cambio si unificas toda la cocina, evitarás cansarte más rápido si eliges un tono más neutro, como un gris suave, un piedra...
¿Con ganas de darle color a tu cocina? Echa un vistazo a nuestra galería donde encontrarás 15 cocinas de todos los estilos y con colores para todos los gustos.