Puede que hayas oído hablar de ella, o puede que no, pero seguro que te gustaría saber qué es eso de "la regla 60/40", también conocida como proporción áurea, número áureo o medida áurea. Nosotras hemos acudido a una profesional que lo aplica desde hace años en sus proyectos: la arquitecta e interiorista Mª José Navarro quien se ha ofrecido a explicárnosla.
¿En qué consiste la regla 60/40?
"Muchas veces nos preguntamos por qué algunos espacios nos transmiten sensación de armonía, de paz y, sin embargo, otros todo lo contrario, incluso nos resultan incómodos —explica Mª José—. Los pitagóricos ya sabían en el siglo VI que la armonía se correspondía con una ley de la naturaleza. Ellos intentaron expresar "la ley divina" en números, hacerla medible y aprovecharse de ella en la arquitectura y el arte. Encontraron como base de esa armonía un ratio numérico que consideraban la proporción divina, 1: 1.618, una secuencia matemática que encontramos en la naturaleza, desde las proporciones en humanos y plantas hasta las espirales de las conchas marinas. El descubrimiento de este número causó todo un revuelo en las ciencias y en las artes y ha sido utilizado durante siglos hasta nuestros días por artistas, diseñadores, arquitectos y todo tipo de profesionales en busca de la perfección visual".
¿Cómo se aplica la regla del 60/40?
"Lo que intentamos los interioristas es conseguir estancias con una proporción adecuada entre los distintos muebles, objetos y colores que ubicamos en un mismo espacio —asegura Mª José—. Pero, no sólo hay que tener en cuenta lo que hay, sino también lo que no hay, es decir, el espacio libre, el tránsito del aire que dejamos que coexista con los elementos que decidamos incluir". Al aplicar la regla del 60/40, que hace referencia a los conceptos lleno/vacío, significa que el 60% de la habitación debe estar llena de muebles y el 40% despejada.
"Pongamos un ejemplo —nos reta Mª José—. Fíjate en la imagen de este salón proyectado por mí. El sofá es el elemento principal de la estancia. Puede ocupar aproximadamente 2/3 del espacio total donde vaya colocado y, a su vez, la mesa de centro puede ser de aproximadamente 2/3 de la medida del sofá, igual que el cuadro sobre el sofá. Este ratio de 2/3 es mucho más visual e intuitivo que acudir a los decimales del número aúreo". Esta proporción también te puede ayudar a distribuir objetos en mesas y estanterías. Por ejemplo, sobre la mesa reserva el 60% de su superficie para una pieza grande (una bandeja decorativa) y el 40% restante para un par de accesorios más pequeños (libros y una vela). Las piezas más grandes deben ocupar 2/3 de la superficie y las más pequeñas el tercio restante. Es una cuestión de proporciones.
"Algo que nos ocurre mucho y nos hace gracia —apunta la interiorista— es que las televisiones ocupan un espacio desproporcionado en los salones (a petición del cliente, normalmente), como si fuera el elemento principal. Aquí intentamos aplicar también esta proporción. Si el espacio que tenemos entre el sofá y el televisor es inferior a 2 metros, la televisión no debería ser más grande de 32". ¡Apúntalo!
¿Más ejemplos? "Para cualquier pared que queramos decorar con cuadros, ya sea el recibidor o el cabecero del dormitorio, podemos dividirla en 9 partes, como el tres en raya —nos cuenta Mª José— y nos concentramos para nuestra composición en las 4 intersecciones que rodean el campo del medio, jugando con los distintos tamaños de los marcos".
También podemos acudir a las proporciones cuando hablamos de color, tanto de paredes como de mobiliario, "aconsejando el uso del 60% en colores neutros, el 30% en un color secundario que complemente al principal y el 10% en algún color que agregue un toque de interés visual — apunta María José —. Estas proporciones de color podemos aplicarlas en un baño o en la cocina (como en esta de la imagen, otro proyecto mío), por ejemplo con los electrodomésticos, la iluminación, los accesorios y los revestimientos".
¿Por qué es tan importante la regla del 60/40 en decoración?
Porque es un punto de partida ideal que nos facilita el proceso de decorar o redecorar una habitación, para distribuirlo y amueblarlo. "Y, lo más importante, porque nos ayuda a compensar y equilibrar el espacio˝ —apunta Mª José, quién a su vez reflexiona: "Habitar no sólo es residir, estar dentro u ocupar un espacio. Es dotar de sentido cotidiano nuestro tiempo y nuestro espacio. Habitar implica una vivencia emocional y psicológica, donde nuestros recuerdos, sueños y deseos se relacionan. Estos espacios en los que habitamos influyen de manera emocional, afectando todo, desde nuestro estado de ánimo hasta nuestra percepción del mundo. Por ello, es tan importante crear espacios equilibrados en los que la configuración espacial, los materiales y las proporciones, contribuyan al bienestar y a la conexión entre las personas que lo habitan".
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