Y si es clara, mejor que mejor. "Las maderas claras (arce, roble, fresno...) o las blanqueadas difícilmente te cansarán —apunta Natalia Zubizarreta—. Todo lo contrario que las maderas oscuras, como wengé, nogal o Elondo". Además, las maderas claras no marcan tanto la decoración, al ser una base más neutra, y contribuyen a hacer más amplios los espacios (o al menos no los empeñecen).
Librería restaurada y lacada en blanco. Sofá, realizado a medida por Decolur Sofá. Mesa de centro, de Taller de las Indias. Pufs, de Leroy Merlin. Alfombra, de KP.