Este era un piso de obra nueva y los propietarios contaron con la decoradora Pia Capdevila para adaptarlo a sus necesidades y personalizar la iluminación. "Tenía una iluminación estándar y hemos conseguido que sea cálida y práctica", resume la interiorista. 

Descubrimos, estancia por estancia, como lo ha logrado. 

El salón: un mix de diferentes tipos de luces

El salón es la estancia más vivida y reúne varias funciones que necesitan su propia luz. La clave ha sido crear diferentes zonas con la luz. Es un piso de obra nueva, que ya contaba con los puntos de luz distribuidos de manera estándar, y las hemos reforzado con luz ambiental y puntual.

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Iluminar el mobiliario

Ha sido la base de nuestra iluminación en el salón: prescindir de la luz cenital general de origen, que aplana mucho los espacios. En su lugar, usamos luz indirecta que ilumina los muebles a medida y nos ayuda a zonificar. El resultado es una iluminación más cálida, práctica y rica. 

La librería, con apliques 

Iluminamos la librería con apliques empotrados porque bañan el mueble con una luz cálida muy agradable. Apostamos por leds de 2.700 K y para dar un toque cálido optamos por unos apliques metálicos cuyo interior es dorado. ¿Qué logramos con esto? Que la luz se vea más amarillenta y acogedora.

En el sofá, luz suave 

Junto al sofá apostamos por una lámpara de pie, porque nos permite iluminar de manera puntual e indirecta la zona de estar. Su pantalla de metacrilato blanco matiza el tono dorado del led de 2.700 K y ofrece una luz más suave y agradable.

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Sin rincones oscuros

El módulo en ángulo de un sofá rinconero es habitual que quede oscuro, por eso reforcé la iluminación con un aplique que nos ayuda a ganar una zona de lectura.

El comedor: cálido y muy bien iluminado

Al elegir las lámparas del comedor es básico que sean proporcionales con la mesa, por ello es recomendable elegir primero la mesa y, según su tamaño y forma, escoger las lámparas idóneas.

Con dos lámparas gemelas

En este caso, como la mesa mide más de 200 cm, optamos por poner dos lámparas. Así tenemos una iluminación más uniforme y sin sombras, que es lo básico en la mesa. Se puede lograr el mismo objetivo con una sola lámpara, pero su pantalla debería tener un diámetro lo suficientemente amplio para que la luz se distribuya de manera uniforme por toda la mesa. En este comedor debería ser de al menos 60 cm.

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Pantallas de lino, calidez sin restar luz

Apostamos por unas pantallas cilíndricas de lino bicolor, en beige y gris, a juego con la tapicería de las sillas. Es importante elegir un lino muy finito y de trama abierta, así dejará pasar más y mejor la luz de la fuente de luz, en este caso leds de 2.700 K. Las pantallas textiles expanden y matizan más la luz, porque esta se proyecta por la base y por la pantalla, creando una atmósfera más cálida de luz general.

¿Redondas o cuadradas?

Es una decisión estética. Aunque hay lámparas cuadradas o rectangulares espectaculares, se tiende más a las redondas, incluso en mesas rectangulares, como este caso.

Acierta con la altura

Colgarlas un poco bajas queda muy bien, porque la luz crea una sensación mucho más acogedora, pero es una cuestión de gustos. En cualquier caso, las alturas recomendadas son de 65-80 cm sobre la mesa.

Una zona clave: la alacena

Iluminamos la alacena con los mismos apliques de la librería, para dar unidad decorativa al salón comedor. Y, al igual que en la librería, colocamos uno por cuerpo. Según el proyecto, puedes plantear una iluminación indirecta con tiras de leds en las baldas, una opción muy decorativa si tienes una zona de vitrina, por ejemplo. Pero evita combinar ambas, porque podrías sobreiluminar la alacena y no quedaría bien.

En la cocina, una luz directa y clara

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En la cocina la luz que manda es la técnica, que es la cenital. Al tratarse de un espacio de trabajo, lo importante es tener una luz general sin sombras que te permita ver bien los alimentos y su manipulación. Si una cocina no tiene una iluminación de techo bien colocada, esa cocina estará mal iluminada. Aquí usamos plafones de techo con leds de 3.000 K, porque ofrecen una luz más blanca y parecida a la natural.

Iluminar la encimera

Reforzamos la iluminación de la zona de trabajo con una tira de leds bajo los muebles. Esto nos permite contar con una luz indirecta en la encimera que, a su vez, nos sirve de luz ambiental. Por eso aquí elegimos leds cálidos de 2.700ºK, que suman calidez y matizan la luz blanca de la iluminación general.

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En el office, una luz cálida

Si la iluminación de la cocina es más técnica, en la zona del office buscamos potenciar la calidez. Para ello, elegimos un par de lámparas suspendidas, que siempre dan más calor de hogar, y las equipamos con leds cálidos, de 2.700 K. Como la barra mide 150 cm, combinamos dos lámparas gemelas y las separamos unos 80 cm, lo que permite iluminar toda la superficie de manera homogénea. Optamos por este diseño minimalista para que no restara prestancia ni protagonismo al papel pintado que enmarca la zona del office. 

Es importante tener en cuenta que en las lámparas metálicas la luz no se filtra por la pantalla y con ello logramos que se focalice solo por la base hacia la zona que nos interesa, en este caso la barra de office.

En el dormitorio, una luz discreta y difusa que invite al descanso

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El dormitorio debe ser un espacio de relax. Y la iluminación puede contribuir a ello mediante luces suaves e indirectas. Una manera de lograrlo es prescindir, como hemos hecho aquí, de una iluminación general cenital en la zona de cama, que puede resultar molesta estando tumbada. Y en cambio, apostamos por luces ambientales y puntuales que, conjuntamente, hacen la función que haría una iluminación general. Pero dan mucho más juego y crean atmósferas más íntimas y recogidas. 

Un cabecero iluminado

Para iluminar la zona de la cama integramos una tira de leds cálidos de 2.700ºK en el cabecero, que ofrece una luz ambiental e indirecta muy agradable. Además, al bañar la pared en vertical, potencia la textura del papel pintado.

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Una iluminación para leer en la cama

Reforzamos la iluminación ambiental de la zona de cama con dos apliques empotrados en el cabecero que nos proporcionan una luz puntual y, a su vez, de lectura. Para evitar deslumbramientos, los elegimos con la fuente de luz apantallada y la pantalla textil, porque ofrece una luz matizada y suave muy agradable. En blanco, evitamos que cambie el color de la luz.

Luz regulable

Es una opción muy interesante, porque da un gran abanico de intensidades de luz. Esto permite que, con una misma luminaria con regulador, puedas crear diferentes escenas. Por ejemplo, una luz más focalizada para leer y una más tenue como ambiente.

En la zona del vestidor y el tocador: luces estratégicas

Para iluminar el vestidor y la zona de paso del dormitorio pusimos focos empotrados en el techo. En vez de colocar uno por cuerpo de armario, los distribuimos de manera que se logra una iluminación general en todo el vestidor. El resultado es una luz vertical que ilumina todo el espacio de manera homogénea y sin sombras. Complementamos esta iluminación general con una puntual en la zona del zapatero y con una lámpara de sobremesa, que ayuda, además, a crear ambiente.

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La zona de tocador

Este espacio disfruta de una doble iluminación. Por un lado, la ambiental, cuya función es iluminar de manera indirecta todo este espacio. Para ello, colocamos tiras de leds en las baldas que bañan la trasera de la librería y acentúan la calidez de la madera con la que está revestida. Por otro, la luz puntual sobre el espejo. En este caso, elegimos un aplique de cristal opal que es blanco, en lugar de transparente, y así oculta la bombilla y ofrece una luz más tamizada y no tan brillante. Lo colocamos en un lateral, porque no deslumbra y, además, nos ayuda a dar estilo al conjunto.

¿Te gusta el estilo decorativo de la interiorista Pia Capdevila? Aquí te hemos resumido sus mejores ideas para lograr una casa perfecta. ¡Dale al play!

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