Antes y después: un piso de 90 m2 anticuado donde tiraron tabiques y cambiaron la cocina de sitio con un resultado genial /VIDEO Y FOTOS

El piso pertenece a una pareja de médicos muy joven, que encargó el proyecto de su reforma al estudio de Natalia Zubizarreta, totalmente a ciegas y sin mucho presupuesto. ¿Su objetivo? Estirar al máximo la distribución de sus 90 m² para hacerlo crecer y ganar espacio. ¡Dicho y hecho! Lo primero que hicieron fue darle un doble uso a una zona aparentemente de paso: el recibidor.

Ubicaron una mesa de comedor que, a la vez, sirve de "rotonda" para distribuir las estancias de la vivienda. ¿Lo mejor? Se puede convertir puntualmente en comedor, "sin sacrificar una zona en exclusiva para ello todos los días del año", intorudce la interiorista.

Al lado, una de las piezas más singulares de la casa. Se trata de una cómoda de madera deslavada antigua de El Viejo Almacén, "que aporta personalidad ¡y calorcito!", admite. 

Miraras donde miraras, todo estaba desfasado. Era una vivienda muy antigua y no se había reformado nunca. Así que "¡le dimos la vuelta al piso por completo!", explica Natalia Zubizarreta. 

Otro de los cambios más complejos que hicieron fue reubicar la cocina en otra habitación de la casa. El espacio que ocupaba ahora se ha convertido en un dormitorio.

Para la nueva cocina, optaron por mobiliario de Santos y colocaron un entrepaño de madera, que aporta calidez y combina con el blanco de los armarios. ¡Cuánta luz!

¿El toque especial? Una fantástica ventana, con una puerta de vidrio, que la separa del comedor a la vez que aporta un plus de luminosidad. 

Si bien uno de los requisitos era ajustarse al presupuesto, Natalia Zubizarreta apostó por colocar algunos detalles singulares, que sumaran personalidad al proyecto. ¿Un flechazo? El papel pintado efecto textil de la zona del office.

Además, eligió materiales muy "troteros" que fueran fáciles de limpiar para mantener la casa. Por ejemplo, el pavimento laminado y la baldosa porcelánica.

Como la vida de esta joven familia dedicada al sector sanitario es muy estresante, la interiorista se fijó otro objetivo: "crear un remanso de paz donde, cuando llegaran, todo aportara tranquilidad".

Para ello, empapeló la pared principal del dormitorio y convirtió un biombo de Becara en cabecero. ¿El premio? Un espacio relajante y con mucha personalidad.

Con pocos detalles, el dormitorio sin encanto pasó a ser un refugio confortable y perfecto para escapar de la rutina o recuperarse de una larga guardia en el hospital.  

Era una inversión a largo plazo, de modo que como no había dinero para mucho, "se decidió invertir en renovar la casa completamente, pero destinando más esfuerzo a aquello que no se ve que, que en lo que se ve", continúa.

En el resto de las estancias, también usaron las mejores calidades y redujeron un poco el estilismo y mobiliario para acabar de ajustar. Pero eso no les impidió disfrutar de un maravilloso vestidor.

En esta habitación todo suma calidez. Desde el color de los armarios hasta los textiles, tan bien escogidos, que visten el espacio. 

¿Más claves? El cambio radical de los baños. ¡No había nada que se pudiera aprovechar! Todo estaba anticuado o en mal estado.

Colocar aquí las baldosas porcelánicas ha sido todo un acierto. Como el resto de materiales escogidos. Porque en esta reforma, con poco presupuesto, todo son buenas ideas que no caducan en el tiempo.