El cabecero de la cama es, para muchos, el corazón del dormitorio: no solo cumple una función práctica, al proteger la pared de golpes y manchas, sino que también son esenciales en la estética y el estilo de la habitación. Además, es un truco infalible para aportar personalidad a una estancia pequeña, sin restar espacio. Tapizados, de obra con almacenaje, a modo de arrimadero… Las opciones son infinitas: si aún no tienes uno y estás pensando en adquirirlo, o si quieres cambiar el tuyo, sigue leyendo. Te traemos todas las claves a tener en cuenta para encontrar el que mejor se adapte a tu dormitorio.