A la derecha del Paseo de Gràcia, en Barcelona conviven Sara con su marido y su hijo en esta planta baja. Ella dirige una agencia de organización de eventos, y ellos se dedican al cine. Era inevitable que entre los tres crearan una atmósfera espectacular. Contaron con la ayuda del interiorista Roger Bellera y con el 'archivo' personal de Sara, repleto de recortes e ideas de El Mueble, su revista favorita.
Por suerte, la casa apenas se había reformado en sus más de cien años de historia. Esto permitió que conservaran algunas ventanas, las maravillosas vigas y el lavadero original. Con inventiva, juegos de espejos y ventanas y un gran respeto por el pasado modernista de la casa, Bellera consiguió inundar de encanto y luz toda la vivienda.
El patio, típico de las construcciones barcelonesas de la época, es el corazón y el pulmón de una vivienda llena de soluciones ingeniosas, como los amplísimos cajones escondidos bajo el suelo del salón o el baño del dormitorio principal.
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