Este piso en el centro de Madrid no solo es precioso y está magníficamente decorado y aprovechado, sino que Teresa, la joven propietaria actual, nos cuenta una serie de casualidades un tanto emotivas: tanto Teresa como la familia que poseía la casa (los siete hijos de una señora que pasó los 90 años de su vida aquí) provienen del mismo pueblo vasco, pero también era de allí la persona que registró la propiedad en 1870 en el Ayuntamiento de Madrid.

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